No he querido demorarme mucho en la publicación de este post, ya que desde que anuncié que iba a publicarlo, me habeis escrito emails pidiéndomelo y preguntándome.
Estoy segura que muchas de las sensaciones que describiré, a más de uno le sonará.
Mi pandilla de amigos lo conformaban personas de mi confianza, algunas más que otras, pero de mi confianza al fin y al cabo. Nos habíamos conocido en la universidad, y desde entonces estábamos juntos.
Ellos conocían a mi ex, aunque como yo tenía una relación a distancia, lo habían visto muy poco.
Cuando la ruptura se produce, todo el mundo me preguntaba que había pasado, que había sucedido... Se les veía interesados por cómo se desarrollaban los acontecimientos.
En ese sentido yo me veía muy acompañada y arropada por ellos.
Pero había un problema: ellos nunca habían pasado por una ruptura dolorosa. Habían tenido sus relaciones y sus rollos, pero ninguna de importancia. En ningún caso habían sido relaciones de años y con proyectos. Y aunque esto puede parecer una bobada, en el fondo marcó la diferencia de lo que sucedió después.
Al principio me ayudaban, quedando conmigo y haciéndome salir de casa, cosa que siempre agradecí. Esta situación duró unas semanas, A partir de entonces todo cambió. Se mostraron distantes, cansados de mi dolor, de las historias de mi ex... ya les resultaba cansado y aburrido.
Evidentemente, una persona que está pasando por una ruptura, su principal tema de conversación (sobre todo al principio) es su ex, la relación, la ruptura... es lo normal. Los buenos amigos están ahí, para escuchar, aconsejar y ayudar. No digo en ningún caso que tengan que estar día y noche acompañándonos, pero si apoyándonos un poco para hacer más llevadero el dolor. O cuando alguno se pillaba una buena borrachera no era necesario llevarlo hasta casa y contaban con nosotros para ello?, o si hospitalizaban un familiar no contaban con uno para apoyarles?, y ni que decir tiene si éste fallecía... Siempre estuve al pie del cañón.
Si a las pocas semanas lo que hacemos es ignorar el dolor de un amigo, entonces, estamos ignorando una necesidad que tiene, un apoyo, y posiblemente estemos aislándolo en su propio sufrimiento, porque siente que nadie le comprende y que a nadie le interesa lo que le sucede ni cómo se siente.
Eso me pasó a mí. A la semana de la ruptura, jamás olvidaré las palabras de una de ellas: "Tienes que pasar página ya". Cómo????, hace una semana que mi pareja de más de 6 años me ha dejado y quieres que lo olvide???. Cómo se hace eso????.
Yo no estaba sufriendo por gusto, estaba sufriendo de verdad...
Evidentemente, ante este tipo de situaciones, uno tiende a dejar de hablar de la ruptura, del ex y de lo que siente. Se lo guarda uno para sí, porque dentro de uno mismo es el único lugar donde nadie le recrimina el estar preguntándose esto o lo otro.
Nunca me cansaré de decirlo: si hay algo que caracterizó a mi ruptura, fue la sensación de tremenda soledad.
Yo seguía quedando con mis amigos, y evitaba el tema para evitar reproches o quejas. Por lo que terminaba estando en un sitio en el que no quería estar y con la gente con la que ya no me sentía a gusto.
Pero claro, el prescindir de ellos era un decisión que no me planteaba en aquel momento, bastante tenía ya con mi ruptura!, como para tener que hacerme cargo de otra separación (de amigos), y sobre todo, porque aunque uno no puede hablar de lo que le duele y de lo que sufre con total libertad, por lo menos, uno sabe que tiene a unos "amigos", que no está solo.
Pero esto último es una ilusión. En realidad uno está solo. Si uno se junta con gente para no estar solo, en realidad estamos ya solos. O no os ha pasado, que estais rodeado de personas pero que en realidad sentís un enorme vacío interior?. A mí me ha pasado.
Cuando yo estaba con mi ex, yo no sentía esa sensación estando con mis amigos, yo estaba a gusto y quería estar con ellos, pero cuando la ruptura se produce empecé a sentir esa terrible sensación.
Yo estaba pasando por un infierno, por un calvario, que no dudaba en guardarmelo para mí, con tal de no recibir críticas y gestos de cansancio.
Ese sentimiento se me estaba convirtiendo en veneno dentro de mí, mientras mis amigos reían, contaban anécdotas del fin de semana o hacían bromas sobre esto o aquello, yo lloraba, lloraba por dentro.
Y aunque yo quedaba con ellos para pasármelo bien y desconectar de todo lo que estaba viviendo, lo cierto es que no conseguía olvidarme del todo, y cuando estaba con ellos tenía ganas de irme, de desaparecer de alli cuanto antes, e irme a mi casa.
Hay que tener en cuenta que solo había pasado un mes desde la ruptura, o quizás menos, pero no más de un mes en ningún caso, lo que hace que la situación sea aún más grave.
Todo cambio tiene unas etapas de adaptación. Una ruptura no es menos. Yo estaba pasando por una etapa de lágrimas, de querer llorar, de sentirme triste y desolada. Sentía una necesidad de apoyo que en aquel momento no tenía, y lo que hacía era aumentar mi vacío interior.
Yo no tenía porque avergonzarme de mis sentimientos, porque eran genuinos y auténticos, yo no tenía porque ocultarlos, porque eran mi realidad y los tenía y eran míos.