A raiz de un mensaje recibido por uno de vosotros, me acordé de una situación que viví al princpio de mi ruptura y de la que me había olvidado.
Cuando llevaba unos 6 meses de ruptura me derrumbé. Me derrumbé por completo.
Mi ex ocupaba el 100% de mis pensamientos, día y noche e incluso en mis sueños... Todo me recordaba a él, una y otra vez me preguntaba qué era lo que había fallado, por qué nuestra relación no había funcionado....
Como es evidente, el estar el 100% del tiempo dándole vueltas a lo mismo, hace que no estemos pendientes de otras cosas: trabajo, estudios, amigos... no solo supone poner en peligro estas actividades (como perder el trabajo, por ejemplo), si no también un desgaste emocional importante.
Cuando ya no puedes más, cuando crees que si sigues en estas situación vas a morir, cuando ves que te quedas sin fuerzas y sin aire... No puedes más y ves que tienes que tomar una decisión si no quieres que la situación acabe contigo.
Yo desconecté. Desaparecí del blog durante un tiempo. No quería pensar más en mi ex. Quería pensar en mí, en recuperarme, en salir de la situación.
Que suceda esto no es malo, significa que estamos pensando en nosotros mismos, en nuestro propio bienestar. Desconectar nos sirve para toma un poco de aire de fresco para volver a frontar la ruptura con fuerzas y seguir adelante.
Hay gente que se hace un viaje largo durante un tiempo, hay quien decide cambiar de look, o hace actividades nuevas como ir al gimnasio o aprender un idioma.
No importa qué es lo que elijais vosotros, lo más importante es que os haga sentir bien, que os saque de esta situación de círculo vicioso de estar pensando siempre en lo mismo.
En mi caso particular, yo decidí apuntarme al gimnasio y retomé mis estudios de francés. Hice un pequeño viaje a Italia, pero no funcionó como yo esperaba porque no conseguí encontrarme mejor. Más bien todo lo contrario, me sentí tremendamente sola y triste.
Asique tuve que intentarlo con otras cosas que si funcionaron mejor. Además que mi viaje no duró más de 15 días por motivos laborales...
No os asusteis si lo que habeis elegido no funciona y no os hace sentir mejor. Intentadlo con otra actividad, con otra cosa que os saque del agujero. No siempre se acierta a la primera!.
Si habéis llegado a este punto de 2necesito un respiro, ya no puedo más", no os preocupeis, es absolutamente normal y eso significa que estáis ateponiendo vuestro bienestar físico y mental a vuestro ex.
Se avanza, se sigue avanzando, no os desanimeis.
Teneis ese derecho a tomaros un respiro, para volver a retomar la superación de la ruptura con fuerzas y con otra perspectiva.
No estais huyendo, estais cogiendo fuerzas...
Además, después de todo el sufrimiento por el que se pasa, os lo mereceis, os mereceis un pequeño regalo en forma de tiempo...
Estás pasando por una ruptura sentimental?, no sabes qué hacer?, no entiendes cómo te sientes?... En este blog, comentaré mis propias experiencias vividas por mí, ya que me han dejado recientemente. Espero, puedas sentirte comprendido y aliviado en este largo y duro caminar...
sábado, 16 de abril de 2016
sábado, 19 de marzo de 2016
La ruptura y la familia... (Parte II)
Comentaba en un post anterior, la relación que mi familia, mi ex y yo teníamos: ninguna o mala.
Aunque siempre intenté llevarlo lo mejor que pude, durante la relación siempre fue un problema, porque mi ex se convirtió en una especie de fantasma del que yo nunca hablaba y al que nunca llevaba a casa.
Hiciera lo que hiciera estaba mal: si lo llevaba a casa le llovían las críticas, y si no le llevaba las críticas me caían a mí... Mi madre me decía que parecía una relación clandestina... Y era precisamente ella quien provocaba esta reacción con sus comentarios.
Lo cierto es que en el momento de producirse la ruptura no se lo conté a mis padres. Por un lado porque yo no pensaba que la situación era definitiva, sino que yo tenía la sensación que mi ex iba a volver. Y por otro lado, porque no quería hacer partícipes a mis padres de lo que me había ocurrido.
Decirles a mis padres que mi ex me había dejado, era como darle la razón a mi madre que esa persona no era buena para mí, era como tener que aceptar que todo lo que mi madre hablaba de él era cierto, aunque sus críticas giraban a que estaba gordo, era un vago (mi ex tenía trabajo), que era un quedado, y que no hacía otra cosa más que jugar a los videojuegos. Mi madre decía todas esas cosas porque no tenía más que decir, en 6 años de relación solo lo vió 3 veces...
Asique mi ruptura la llevé en la más absoluta soledad. Tanto por parte de amigos como de familiares.
Evidentemente esa situación no pudo alargarse demasiado en el tiempo, ya que mi ex dejó de llamarme por teléfono a casa, y yo dejé de viajar a verle. Todo esto levantó sospechas en mi madre, sumada a la situación que yo estaba siempre triste y llorosa. No había lugar a dudas: la relación se había roto.
Al principio mi madre insistía en querer saber cómo estaba, qué había pasado... pero yo no quería hablar, le pedí que respetara mi espacio, que no quería hablar del tema.
Una noche, y 6 meses después de la ruptura, le confesé a mi madre que la relación se había roto. No le dí muchos detalles, tampoco mi ex me había dejado muy claros los motivos de su decisión de dejarme, asique tampoco pude explicarme mucho.
No volvimos hablar del tema hasta hace tiempo atrás, en el que si le indiqué con más detalle lo que había sucedido, cómo me había sentido yo y como había vivido la ruptura, a lo que ella añadió: "qué lástima!, con lo buen chico que era... a mí me gustaba para ti". Sin comentarios.
Aunque siempre intenté llevarlo lo mejor que pude, durante la relación siempre fue un problema, porque mi ex se convirtió en una especie de fantasma del que yo nunca hablaba y al que nunca llevaba a casa.
Hiciera lo que hiciera estaba mal: si lo llevaba a casa le llovían las críticas, y si no le llevaba las críticas me caían a mí... Mi madre me decía que parecía una relación clandestina... Y era precisamente ella quien provocaba esta reacción con sus comentarios.
Lo cierto es que en el momento de producirse la ruptura no se lo conté a mis padres. Por un lado porque yo no pensaba que la situación era definitiva, sino que yo tenía la sensación que mi ex iba a volver. Y por otro lado, porque no quería hacer partícipes a mis padres de lo que me había ocurrido.
Decirles a mis padres que mi ex me había dejado, era como darle la razón a mi madre que esa persona no era buena para mí, era como tener que aceptar que todo lo que mi madre hablaba de él era cierto, aunque sus críticas giraban a que estaba gordo, era un vago (mi ex tenía trabajo), que era un quedado, y que no hacía otra cosa más que jugar a los videojuegos. Mi madre decía todas esas cosas porque no tenía más que decir, en 6 años de relación solo lo vió 3 veces...
Asique mi ruptura la llevé en la más absoluta soledad. Tanto por parte de amigos como de familiares.
Evidentemente esa situación no pudo alargarse demasiado en el tiempo, ya que mi ex dejó de llamarme por teléfono a casa, y yo dejé de viajar a verle. Todo esto levantó sospechas en mi madre, sumada a la situación que yo estaba siempre triste y llorosa. No había lugar a dudas: la relación se había roto.
Al principio mi madre insistía en querer saber cómo estaba, qué había pasado... pero yo no quería hablar, le pedí que respetara mi espacio, que no quería hablar del tema.
Una noche, y 6 meses después de la ruptura, le confesé a mi madre que la relación se había roto. No le dí muchos detalles, tampoco mi ex me había dejado muy claros los motivos de su decisión de dejarme, asique tampoco pude explicarme mucho.
No volvimos hablar del tema hasta hace tiempo atrás, en el que si le indiqué con más detalle lo que había sucedido, cómo me había sentido yo y como había vivido la ruptura, a lo que ella añadió: "qué lástima!, con lo buen chico que era... a mí me gustaba para ti". Sin comentarios.
sábado, 5 de marzo de 2016
La ruptura y la familia... Parte (I)
Ojalá pudiera decir que mi familia me apoyó durante la relación...
Necesito contarlo, porque mientras yo estaba con mi ex sufrí mucho a causa de esto. Y también necesito contarlo para que podais entender mi reacción ante ellos y la ruptura.
Mi padre siempre se mantuvo al margen de la relación. Estuve con mi ex durante más de 6 años, nunca hizo nada para conocerle, nunca me preguntaba por él, ni se interesaba por sus cosas... Es cierto que yo no lo llevaba a casa (más tarde entendereis el motivo), pero mi padre se mantuvo al margen de todo.
No solo durante la relación, si no también durante la ruptura.
Simplemente hizo de cuenta que aquella persona no existía.
En algunos momentos, me hubiera venido bien un abrazo, llenarme de su compresión y apoyo. Pero no fue así...
Mi madre, por el contrario, tuvo una actitud mucho más combativa. Ya casi desde el principio atacó a mi ex por los motivos más banales que os podais imaginar.
Sin conocerle, solo por haberle visto en fotos, se metía con él porque decía que estaba gordo. A eso le sumó, con el tiempo, que era un vago, un quedado, un tío que se conformaba con poco, que no tenía ambición...
Cualquier cosa que yo le contaba a mi madre sobre él, terminaba en una crítica feroz sin sentido.
Yo sufrí mucho, porque al fin y al cabo era a la persona a la que yo había elegido. Yo lloraba, lloraba mucho, e hice a mi ex confidente de aquello. Le contaba como lo vivía yo, como lo sentía, él sabía en todo momento lo que mi madre decía de él.
Ante este panorama me negaba llevar a mi ex a casa. Lo que provocó el aumento de las críticas de mi madre hacia él.
Mi madre en 6 años lo vió en 3 ocasiones, y mi padre en 2.
Durante los veranos, aprovechábamos que mis padres se iban de casa para estar nosotros, cambiar de aires y estar, aunque sea, unos días allí.
Pues bien, un verano mi madre se enteró que mi ex iba a estar allí durante sus vacaciones, y lo primero que se le ocurrió fue decir que iba a cambiar la cerradura de la puerta para que no pudiese entrar... Sin comentarios.
Que era lo que le estaba pasando a mi madre?, por qué ella estaba reaccionando así?: simplemente llanamente CELOS. Odiaba que aquel tipo se llevase a su hija los fines de semana. Para ella aquella persona le robaba a su hija.
Se supone que una madre debe tener una actitud madura, desgraciadamente la mía no la tuvo, y se comportó como una niña...
Pese a todo yo siempre me puse de parte de mi ex. Siempre le defendí, aunque eso me supusiera ponerme en contra de mi propia madre. Siempre estuve a su lado, nunca le abandoné.
Lo más gracioso fue, que con el tiempo, y una vez mi ex me había dejado, mi madre lo negó todo. Dice que no se acuerda de nada de ello y que ella nunca dijo aquellas barbaridades.
Mi prima (que si las escuchó) y yo, opinamos lo contrario... Y estoy segura que si hablase con mi ex, él también se acordaría.
Es como si todos los esfuerzos y sufrimientos por los que tuve que pasar no hubieran contado, no hubieran servido... Qué decepción!.
Pero si tengo clara una cosa: ella no se acordará, pero yo si...
sábado, 27 de febrero de 2016
La ruptura y los amigos... (Parte II)
En el post anterior os comentaba que yo había empezado por guardar silencio en relación a mi ruptura cuando estaba con mis amigos.
Lo que sentía era incomprensión, falta de sensibilidad... y durante este tiempo nadie me preguntaba qué tal estaba o como lo llevaba.
Todo esto produjo distanciamiento, que se agravó y mucho con otro episodio que sucedió meses después y que fue la gota que colmó el vaso. Hablaré de este episodio en el próximo post, que no quiero adelantar acontecimientos...
Sinceramente, pasado un tiempo, casi un año de la ruptura, y al ver que a los que yo conocía como amigos no estaban respondiendo como tal, decidí romper con ellos definitivamente. Aunque si lo pienso friamente, la relación ya venía rota desde el momento que se produce mi ruptura sentimiental...
Actualmente el único contacto que mantengo con ellos es a través de Facebook muy ocasionalmente.
Pero... qué pasó?, por qué una relación de años se vino abajo en cuestión de meses?. Me costó mucho tiempo saberlo y descifrarlo, pero las siguientes reflexiones seguramente os ayudarán a comprender porque la relación con vuestros amigos no está viviendo el mejor momento:
- Yo tenía unas expectativas sobre mis amigos. Yo pensaba que ellos estaban en las malas, en las duras y en las maduras... pero eso era lo que yo esperaba de ellos, la realidad era que ellos no eran nada de eso.
O por poner un ejemplo, supongamos que en casa tengo un gato precioso, muy cariñoso y atento, y pretendo que sea tan fiel como un perro: que esté siempre a mi lado, que tenga ese grado de dependencia típico de los perros hacia su amo... pues no, no es posible, porque lo que tengo es un gato y no un perro. Los dos tienens 4 patas, una cola, cabeza, dos ojos, dos orejas... pero no son lo mismo...
La culpa no es del gato, si no mía que prentedo que sea un perro cuando en realidad no lo es...
- Ninguno de mis amigos había vivido una ruptura dolorosa. Y no me cansaré de decirlo, solo nos entenderán quienes hayan pasado por lo mismo. Podemos entender que la pérdida de un ser querido es dura y dolorosa, pero si no lo hemos vivido no podremos entenderlo al 100%, o por lo menos darle los consejos más acertados, simplemente porque no hemos pasado por ello.
Quien no ha pasado por una ruptura sentimental dura, entiende que es doloroso y triste, pero a su vez comprende que es cuestión de unas pocas semanas que la cosa se supere...
- Tipos de amigos: A groso modo clasifico a los amigos de "juerga" y de "emociones". Los primeros está claro para que se quieren, y los segundos son a aquellos a quienes contamos nuestros pensamientos, sensanciones, vivencias... más íntimas.
Los primeros son más superficiales. No se meten ni les importa demasiado los sentimientos sinceros, no llegan a profundizar mucho en las relaciones con las personas. En este caso es fácil perder a este tipo de amigos.
En el segundo caso, estas personas son mucho más sensitivas, sensibles y profundas. Y si conseguimos un grado de empatía grande, estas personas podrían ser amigos nuestros durante mucho tiempo!.
Hay que saber elegir bien con cual de los dos grupos queremos quedarnos...
- Evolucionamos. Y no siempre nuestros amigos lo hacen con nosotros... Vivimos y experimentamos sensaciones diferentes a lo largo de nuestra vida. A veces nuestros amigos nos acompañan, y comprenden nuestro cambio, y otras veces no.
Algunas amistades van evolucionando poco a poco de la mano, van cambiado juntas y perdura la relación durante mucho tiempo, pero otras, sin embargo, no es así, y cada uno evoluciona por separado, lo que puede ocasionar un distanciamiento entre las dos partes.
En cualquier caso, es importante entender que ante una situación de ruptura (como cualquier otra situación dolorosa de la vida), debemos rodearnos de las personas que nos ayuden, nos apoyen y nos animen en este duro y largo caminar que supone la superación de una ruptura sentimental.
Tened claro que necesitamos apoyo, y si las personas que creemos nuestros amigos no están a la altura de lo que necesitamos, quizás, sea el momento de plantearnos el lugar que ellos deben ocupar de aquí en adelante.
En mi caso, pasaron de ser grandes amigos, a ocupar una lista de amigos en Facebook, con los que me comunico una vez al año para desearles felices fiestas.
A veces no es necesario echarles de nuestra vida definitivamente como si fueran perros pulgosos, simplemente es darles otro espacio, otro lugar dentro de nosotros.
Que no os de miedo si teneis que tomar la decisión de alejaros de estos amigos porque no están junto a vosotros en estos duros momentos, porque sentís que no están a la altura de las circunstancias o porque os han dejado solos.
Como comentaba en el post anterior, desde el primer momento que sentís ese vacío, tened claro que ya estais solos, y el estar con ellos lo único que hará es haceros sentir más solos aún, porque lo que estais intentando hacer es rellenar un hueco, un vacío...
Pensad que quizás, el seguir con estas amistades, os está cerrando la posiblidad de conocer nueva gente agradable, amable, abierta... que podrían ser amigos vuestros por mucho tiempo...
sábado, 20 de febrero de 2016
La ruptura y los amigos... (Parte I)
No he querido demorarme mucho en la publicación de este post, ya que desde que anuncié que iba a publicarlo, me habeis escrito emails pidiéndomelo y preguntándome.
Estoy segura que muchas de las sensaciones que describiré, a más de uno le sonará.
Mi pandilla de amigos lo conformaban personas de mi confianza, algunas más que otras, pero de mi confianza al fin y al cabo. Nos habíamos conocido en la universidad, y desde entonces estábamos juntos.
Ellos conocían a mi ex, aunque como yo tenía una relación a distancia, lo habían visto muy poco.
Cuando la ruptura se produce, todo el mundo me preguntaba que había pasado, que había sucedido... Se les veía interesados por cómo se desarrollaban los acontecimientos.
En ese sentido yo me veía muy acompañada y arropada por ellos.
Pero había un problema: ellos nunca habían pasado por una ruptura dolorosa. Habían tenido sus relaciones y sus rollos, pero ninguna de importancia. En ningún caso habían sido relaciones de años y con proyectos. Y aunque esto puede parecer una bobada, en el fondo marcó la diferencia de lo que sucedió después.
Al principio me ayudaban, quedando conmigo y haciéndome salir de casa, cosa que siempre agradecí. Esta situación duró unas semanas, A partir de entonces todo cambió. Se mostraron distantes, cansados de mi dolor, de las historias de mi ex... ya les resultaba cansado y aburrido.
Evidentemente, una persona que está pasando por una ruptura, su principal tema de conversación (sobre todo al principio) es su ex, la relación, la ruptura... es lo normal. Los buenos amigos están ahí, para escuchar, aconsejar y ayudar. No digo en ningún caso que tengan que estar día y noche acompañándonos, pero si apoyándonos un poco para hacer más llevadero el dolor. O cuando alguno se pillaba una buena borrachera no era necesario llevarlo hasta casa y contaban con nosotros para ello?, o si hospitalizaban un familiar no contaban con uno para apoyarles?, y ni que decir tiene si éste fallecía... Siempre estuve al pie del cañón.
Si a las pocas semanas lo que hacemos es ignorar el dolor de un amigo, entonces, estamos ignorando una necesidad que tiene, un apoyo, y posiblemente estemos aislándolo en su propio sufrimiento, porque siente que nadie le comprende y que a nadie le interesa lo que le sucede ni cómo se siente.
Eso me pasó a mí. A la semana de la ruptura, jamás olvidaré las palabras de una de ellas: "Tienes que pasar página ya". Cómo????, hace una semana que mi pareja de más de 6 años me ha dejado y quieres que lo olvide???. Cómo se hace eso????.
Yo no estaba sufriendo por gusto, estaba sufriendo de verdad...
Evidentemente, ante este tipo de situaciones, uno tiende a dejar de hablar de la ruptura, del ex y de lo que siente. Se lo guarda uno para sí, porque dentro de uno mismo es el único lugar donde nadie le recrimina el estar preguntándose esto o lo otro.
Nunca me cansaré de decirlo: si hay algo que caracterizó a mi ruptura, fue la sensación de tremenda soledad.
Yo seguía quedando con mis amigos, y evitaba el tema para evitar reproches o quejas. Por lo que terminaba estando en un sitio en el que no quería estar y con la gente con la que ya no me sentía a gusto.
Pero claro, el prescindir de ellos era un decisión que no me planteaba en aquel momento, bastante tenía ya con mi ruptura!, como para tener que hacerme cargo de otra separación (de amigos), y sobre todo, porque aunque uno no puede hablar de lo que le duele y de lo que sufre con total libertad, por lo menos, uno sabe que tiene a unos "amigos", que no está solo.
Pero esto último es una ilusión. En realidad uno está solo. Si uno se junta con gente para no estar solo, en realidad estamos ya solos. O no os ha pasado, que estais rodeado de personas pero que en realidad sentís un enorme vacío interior?. A mí me ha pasado.
Cuando yo estaba con mi ex, yo no sentía esa sensación estando con mis amigos, yo estaba a gusto y quería estar con ellos, pero cuando la ruptura se produce empecé a sentir esa terrible sensación.
Yo estaba pasando por un infierno, por un calvario, que no dudaba en guardarmelo para mí, con tal de no recibir críticas y gestos de cansancio.
Ese sentimiento se me estaba convirtiendo en veneno dentro de mí, mientras mis amigos reían, contaban anécdotas del fin de semana o hacían bromas sobre esto o aquello, yo lloraba, lloraba por dentro.
Y aunque yo quedaba con ellos para pasármelo bien y desconectar de todo lo que estaba viviendo, lo cierto es que no conseguía olvidarme del todo, y cuando estaba con ellos tenía ganas de irme, de desaparecer de alli cuanto antes, e irme a mi casa.
Hay que tener en cuenta que solo había pasado un mes desde la ruptura, o quizás menos, pero no más de un mes en ningún caso, lo que hace que la situación sea aún más grave.
Todo cambio tiene unas etapas de adaptación. Una ruptura no es menos. Yo estaba pasando por una etapa de lágrimas, de querer llorar, de sentirme triste y desolada. Sentía una necesidad de apoyo que en aquel momento no tenía, y lo que hacía era aumentar mi vacío interior.
Yo no tenía porque avergonzarme de mis sentimientos, porque eran genuinos y auténticos, yo no tenía porque ocultarlos, porque eran mi realidad y los tenía y eran míos.
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