sábado, 30 de junio de 2018

Sigo pensando en ti...

Una vez mi ex me había dejado y ya no manteníamos ningún tipo de contacto, los pensamientos sobre él invadían mi mente mañana, tarde y noche. Parecía que lo tenía incluso más presente ahora que cuando aún estábamos juntos…
Y hasta tal punto esto fue así, que limitaba mi toma de decisiones para poder rehacer mi vida y superar la ruptura, porque continuamente ponía por delante las necesidades de él, sus impresiones o sus gustos…, frente a los míos.
Durante muchísimo tiempo manejaba con cuidado todas las publicaciones que yo hacía en Facebook, las fotos que publicaba… por si él pudiese verlo. Aunque yo no tenía perfil de Facebook cuando estaba con él, pues abrí la cuenta después que él me dejó, si tenía temor a que él me buscase por la red y viese lo que yo había colgado en la red social.
Lo mismo me ocurrió con Whatsapp. Siempre cuidadosa de la foto que tenía de perfil para evitar dar más información de la debida a él.
Jamás lo bloqueé de ninguna red social (excepto en Whatsapp hace cosa de dos meses), con el temor de lo que él pudiera pensar de mí, por si él pudiese sentirse ofendido. 

Siempre cuidadosa, siempre temerosa, de que él pudiera tener una mala impresión de mí, o se sintiera molesto por cualquier movimiento mío.
Incluso cuando manteníamos cierto contacto al principio de la ruptura, y estando yo rota de dolor, manejaba mis palabras hacia él con sumo cuidado, no vaya ser que él se fuera a molestar, sentirse incómodo o enfadado conmigo.
Pasado un tiempo, llegué al extremo de no querer salir con ningún otro chico, por tener la sensación de que si lo hacía, le estaría siendo infiel a mi ex, por lo que mi vida amorosa estaba absolutamente estancada.

Todo lo que hacía que podía llegar a sus oídos, sus ojos… lo manejaba son muchísimo cuidado, porque prevalecía lo que él pudiera sentir, frente a mis necesidades, gustos o sentimientos. Una vez más, se ponía de manifiesto mi falta de autoestima.
Para mí, él era una persona extraordinariamente valiosa, y yo, había tenido la inmensa suerte de poder haber estado con él. Es decir, si él era más, yo era menos. Si él era una persona maravillosa, yo era un ser que no merecía la pena. Mi inconsciente colocaba a mi ex y a mí misma en dos posiciones totalmente distintas, cuando, en realidad, ninguno de los dos era más que el otro.
Como yo no tenía derecho a rehacer mi vida, pues, era más importante él que yo, incluso cuando ya no estábamos juntos, centraba muchos esfuerzos en que él siempre tuviera una buena imagen de mí, que él nunca se molestase o enfadase, ponderando así su valor, poniéndolo en un altar y alimentando su idealización dentro de mi mente.

Tened en cuenta que cada minuto que le dedicamos a nuestros ex, es un minuto que nos lo estamos robando a nosotros mismos. Y no solo en nosotros, sino también en nuestra recuperación.
La otra persona nos ha dejado por propia voluntad, nosotros no les hemos echado de nuestras vidas. Si bien es cierto que pueden sentir curiosidad sobre nosotros en algún momento dado y consultar alguna red social, es igualmente cierto que los dejados ya no formamos parte de sus vidas, y tanto derecho tenemos de rehacer la nuestra como ellos la suya.

Que pueden sentirse molestos por algún comentario?, alguna foto?, porque les hemos bloqueado de Facebook o de Whatsapp?, no lo niego. Pero te has parado a pensar en los comentarios dolorosos, los engaños y las malas maneras que tu ex ha tenido contigo?, no es válido eso?, no nos ha dolido a nosotros también?, o solo importa lo que sienten y piensan ellos?.
No debemos vernos como víctimas, como pobres personas sin valor, que han sido dejadas porque no merecen la pena. Nosotros también tenemos nuestras cualidades, nuestros puntos fuertes que la otra parte no ha sido capaz de ver y valorar.
No podemos seguir alimentando este tipo de relación del “tú eres más que yo”, porque además de no ser cierto, pues es una construcción que ha creado nuestra mente para seguir alimentando nuestra falta de autoestima, tampoco nos deja seguir con nuestro camino.

Si a mi ex le molesta que yo lo haya bloqueado de alguna red social, más me ha molestado a mí que me engañase y me dejase por teléfono, por ejemplo.
Hay que partir de la base que ellos no son perfectos, también han cometido errores, y estamos en nuestro derecho, puesto que nos han dejado, de no solo rehacer nuestras vidas, sino también de echarlos de ella borrando su número, bloqueándolo de alguna red social…, porque al fin y al cabo han sido ellos los que han decidido irse por propia voluntad. Tenedlo claro.

jueves, 28 de junio de 2018

El falso duelo...

Cierto es que cuando rompen con nosotros, nos sumergimos en un proceso de duelo, que dependiendo de las circunstancias, tales como las perspectivas que se tenían de esa relación, las maneras de romper, si hubo o no una tercera persona... puede durar unos meses o años el poder superar.

En el caso en el que nuestro duelo dure bastante tiempo, bien porque no sepamos resolver el conflicto o bien porque las circunstancias en las que se produjo la ruptura son difíciles de digerir, podemos confundir situaciones cotidianas sin importancia con un duelo por separación.
En muchas ocasiones es complicado distinguirlo, pero tenemos tan interiorizada nuestra tristeza por la ruptura, nuestro sentimiento de dejadez y abandono, nuestra tristeza y soledad que, pasado un tiempo, no somos capaces de distinguir un mal día de un duelo real. Aunque parece retorcido, es muy habitual que suceda.

Para que podáis entenderme, supongamos que un día nos levantamos de bajón, sin motivo aparente. A quién no le ha pasado?: pocas ganas de hacer nada, poca motivación, tristes o apáticos.  Una situación que puede estar relacionada con algún motivo en concreto o no. Simplemente estamos de bajón sin saber muy bien por qué.
Pues quienes llevamos mucho tiempo de duelo tendemos ante esta situación automáticamente relacionarla con nuestra dejadez. Relacionamos ese estado de ánimo a nuestro duelo, porque tendemos a pensar que todo lo negativo y malo que nos pasa en nuestra vida es consecuencia de la ruptura.
Pareciera como si nuestra desdicha en la vida comenzara el mismo día en que nuestro ex decide romper con nosotros…

El problema de esta situación radica en dos puntos fundamentalmente.
El primero es reconocer que nos está pasando esto. Y es que llevamos tanto tiempo de ruptura, de tristeza, de frustración porque parece que no avanzamos, que hemos entrado en una dinámica de eterna tristeza y dejadez. No sabemos distinguir el dolor típico de un duelo de una situación cotidiana triste que no tiene importancia alguna.
Y en segundo lugar, esta situación de tristeza eterna por un falso duelo, no deja de retroalimentarse una y otra vez. Como creemos que estamos de bajón porque nos han dejado, automáticamente pensamos que no somos personas válidas, que no merecemos la pena, que de alguna manera nos merecemos ser dejados porque no valemos nada… y un largo etcétera que no hacen otra cosa más que alimentar este falso sentimiento de duelo por separación.

Al final esto termina siendo la pescadilla que se muerde la cola, y entre que es difícil darse cuenta de esto y también es complicado romper el círculo, pues tenemos el atragantamiento asegurado y un duelo perpetuo que no terminar de cerrarse.
Y sobre todo, la desesperante sensación de que nuestro duelo se está alargando demasiado en el tiempo, acrecentando la idea de que tenemos un grave problema con nuestra ruptura y nuestro ex, porque no somos capaces de superarla. Cuando en realidad, no hay nada más alejado de la realidad, es simplemente una visión distorsionada de lo que estamos viviendo, una visión errónea y un mal análisis de lo que estamos sintiendo.

Ojo con esto!.

sábado, 9 de junio de 2018

Ya somos dos extraños...

El haber espiado el Facebook de mi ex me ha demostrado lo lejos que estamos el uno del otro. Ya lo adelanté en mi post anterior.
El tiempo, la lejanía física y de contacto ha hecho que, a día de hoy, seamos dos desconocidos.

Por lo que pude ver en su día, no ha sido él quien ha cambiado, pues creo que lleva más o menos la misma vida que llevaba estando conmigo, con algunos ligeros cambios, pero sigue siendo la misma vida. He sido yo la que ha crecido, cambiado, madurado, evolucionado… o como lo queráis llamar.
Mi cambio, producto del dolor de la ruptura, de las vivencias experimentadas a lo largo de mi duelo, los palos y palmadas en la espalda que me ha dado la vida a lo largo de este tiempo y en el que mi ex no ha estado presente, ha hecho que ver a mi ex en las redes sociales después de tanto tiempo, me genere rechazo.

No es odio ni rencor, es rechazo. Si cuando apenas me dejó deseaba por todos los medios que él contactara conmigo, hoy, no quiero nada.
Sus comentarios me parecen vacíos, infantiles, sobre temas banales…, pese a que cuando éramos pareja me parecía el hombre más inteligente, sereno y cabal del mundo. Hoy, no lo veo así.
Su imagen en las fotografías la veo desmejorada: si bien ha adelgazado mucho, tiene ojeras y ha envejecido bastante (seguramente yo también). Ya no lo veo tan guapo como antes y no sabría decir el porqué, pero cuando estábamos juntos me parecía el hombre más guapo y sexy que jamás había visto. Hoy, no lo veo así.

Lo cierto es que él no ha cambiado con respecto a cuando estábamos juntos. Entonces, qué ha pasado?. Ha pasado que ha cambiado mi perspectiva de cómo veo las cosas.
Asocio a mi ex con el dolor, el sufrimiento, el abandono y la tristeza. Ninguno de esos sentimientos genera sensaciones positivas, de ahí mi rechazo y mi cambio de perspectiva hacia él.
Seguramente él habrá cambiado su manera de pensar en estos años, pero a mí no me llena, porque ese cambio no lo he vivido junto a él, los dos habremos evolucionado cada uno por su lado, no hemos ido de la mano en ese crecimiento personal.
Sin embargo, como yo ya no soy la misma, y es evidente que hemos vivido nuestro desarrollo como adultos de manera distinta y por lo tanto somos muy diferentes, todos los comentarios que provengan de él me parecen banales e inmaduros.
Con su apariencia física me pasa un poco lo mismo: su persona ha quedado pegada más al dolor y al sufrimiento que a la felicidad de la relación. Si alguien pronuncia su nombre, la primera sensación que me viene a la mente es la de sufrimiento y tristeza. Debo hacer un esfuerzo grande para recordar momentos de felicidad, no me vienen solos, debo hacer un esfuerzo totalmente consciente. Es como meter los dedos en un enchufe: lo haces una vez, y la próxima miras el enchufe con el recuerdo del dolor experimentado.

Fue ver sus fotos y leer sus cometarios y darme cuenta lo lejos que estamos el uno del otro: Somos ya dos desconocidos con un pasado común. Y creo que fue por eso que instantáneamente lo bloqueé del WhatsApp: no solo porque no quiero que contacte conmigo (como ya lo ha hecho en una ocasión), sino porque no quiero que sepa nada de mi vida y vea las fotos que pongo en mi perfil. En pocas palabras: quiero que se aleje de mí.

Es curioso, porque nunca pensé que llegaría a este punto: el rechazo.
No puedo en ningún caso hablar de odio o de rencor, porque no es verdaderamente lo que siento. Tampoco es indiferencia, sentimiento que creo que jamás tendré, porque creo que es difícil sentirlo cuando has compartido 6 años de tu vida con una persona. No podrá ser nunca alguien indiferente, siempre será alguien diferente a los demás…

Sinceramente prefiero el sentimiento de rechazo, al de tristeza y dolor del principio, porque me aleja de él aún más y me permite hacer mi vida, eligiendo mi camino y tomando mis propias decisiones.

jueves, 31 de mayo de 2018

No hay pérdida sin ganancia... (Parte III)

Cuando las circunstancias te dan la posibilidad de poder vivir otras experiencias, te das cuenta que la vida que te esperaba junto a tu ex no era tan ideal como pensabas.

Por supuesto, es necesario que pase bastante tiempo para darse cuenta de esto. Y en mi caso particular, llegué a esa conclusión hace algunos meses cuando espié el Facebook de mi ex.  Viendo las fotos, vi como hubiera sido mi vida de haber seguido a su lado: previsible.

Francamente me resultó curioso constatar cómo aquella vida por la que yo tanto había llorado al perderla, ahora simplemente no la quería, no me interesaba, y mucho menos al lado de mi ex. 

Si bien al principio, nada más ver las fotos con su pareja, con los viajes, y actividades varias me hicieron sentir melancólica, pues representaban todo por lo que yo había luchado durante tantos años y nuncalo había obtenido, tiempo después comprendí que esa vida no era para mí. 

Yo deseaba fervientemente vivir en la misma ciudad con él, tener un proyecto de vida a su lado, comprar una vivienda, formar una familia... Ahora que ha pasado el tiempo y ya no estamos juntos, me he dado cuenta que de haber seguido con él me hubiera perdido todo lo vivido estos años, ya hablé de todo lo que descubrí en mi anterior post. 

Sin embargo, hace poco tiempo me di cuenta que el mayor problema no hubiera sido mi vida a su lado, ya que la vida de cada uno, depende, en gran medida, de cada uno. El mayor problema para mí hubiera sido precisamente mi ex.

Si bien en su perfil de Facebook tanto él como su pareja colgaban fotos de viajes y actividades juntos, lo cierto es que estas actividades parecen más algo fuera de lo común que la norma general, y sobre todo, parece que ese tipo de cosas se hacían más al comienzo de su relación que ahora que llevan tiempo juntos. Lo más habitual eran fotos y comentarios de actividades caseras: recetas de cocina, juegos de mesa... Mi ex era una persona a quien le encantaba jugar con la consola, podía pasarse horas y horas jugando. Lo mismo con los juegos de mesa, a los que se estaba aficionando en los últimos tiempos de una manera casi "enfermiza", esto lo que generaba era la sensación de estar perdiendo mi tiempo encerrada siempre en casa. 

Estando aún con él, asumía que la situación era así: siempre en casa; pero ahora me niego a tener esa vida. Me gusta salir a pasear, disfrutar de la naturaleza, salir con la moto... en definitiva, hacer una vida fuera de casa, viviendo y experimentando.
Yo he cambiado, y mucho.

Por otro lado, me llamó poderosamente la atención otro detalle, un detalle en el que no había caído hasta entonces.

Cuando se marchó a vivir a otra ciudad, él creció y maduró a base de vivir en una ciudad desconocida para él, nueva y mucho más grande y donde no conocía a nadie. Evidentemente como él estaba sufriendo unos cambios muy grandes en su vida, cambió y se adaptó a las nuevas situaciones que estaba experimentando. En pocas palabras: maduró. 
Yo, sin embargo, me quedé en casa de mis padres (no había terminado mis estudios aún y no podía moverme),  lo que propició nuestra ruptura: íbamos a dos velocidades distintas, él estaba viviendo unas experiencias totalmente diferentes a las mías en aquel momento.
Cuando él decide romper la relación, yo lo pierdo todo: pareja, proyectos de futuro, la ilusión de continuar a su lado... y teniendo en cuenta que en el mismo momento en el que esto se produce pierdo mi trabajo, mispadres se divorcian, pierdo a mis amigos, empezamos a tener problemas económicos en casa... pues lo que yo no había madurado en su día, me tocó madurarlo en poco tiempo a base de golpes. 

Hoy, que leo los comentarios de mi ex en las redes sociales, me doy cuenta que las tornas se han cambiado. Él maduró en su momento, y sin embargo, se estancó en ese estadio, no evolucionó. Sus comentarios me pareceninfantiles, de una persona que no sale de su burbuja de confort, que en realidad, ha tenido la vida bastante resuelta gracias a sus padres y que todo en la vida no le ha costado nada. 
Sigue con su vida de juegos de consola, de juegos de mesa... y pese a que ya no es un niño, no ha madurado, no ha crecido. 
Yo, de haber tenido una vida junto a esa persona, de no haber sido que mi ex rompió conmigo, seguramente yo sería igual que él. 

Sin duda alguna, y después de analizar la situación con perspectiva, mi ex me desilusiona, y me alegro enormemente de no estar con él. Prefiero la vida que tengo ahora con más actividad, más experiencias... que la que tenía antes. 
Y no es, ni mucho menos,  que mi vida sea perfecta, nada más lejos de la realidad, pero si puedo decir que lo que tengo ahora me llena más que lo he perdido.


sábado, 26 de mayo de 2018

No hay ganancia sin pérdida... (Parte II)

Para mí lo más difícil después de la ruptura, fue crear nuevos hábitos sin mi ex.
Al principio, no podía ni tan siquiera planteármelo, me generaba mucho vértigo pensar que, de aquí en adelante, todo tenía que ser nuevamente construido sin esa persona que durante tantos años me había acompañado a mi lado.

Sin embargo, una vez que me animé, comprendí que todo era empezar, y aunque al principio era duro, desconcertante y extraño a nivel emocional, pronto comprendí que ese era el único camino válido: construir un nuevo camino, buscar nuevas metas sin mi ex.

Lo primero que hice fue irme de vacaciones sola a Italia. Ya lo comenté hace unos cuantos post atrás. Ese viaje, que aparentemente no tenía ninguna importancia, para mí significaba un paso adelante, pequeño, pero un paso adelante en mi recuperación.
Desde entonces, descubrí que viajar era una de mis pasiones. Me encantaba y yo no lo sabía
Mi ex no era un gran amante de los viajes, solo mostraba interés en viajar a la ciudad de sus padres cada vez que teníamos vacaciones, y era lógico, dado que solo los podía ver en esas fechas. Por ello, me perdí la oportunidad de ir a muchos sitios que me hubiera gustado.
Cuando mi ex rompe conmigo, se me abre una ventana enorme de posibilidades: ahora podía viajar donde yo quería y cuando yo quisiera. No tenía que pedirle permiso a nadie…
Gracias a que mi ex me dejó, yo he visitado Italia, Francia, Cuba, México, Egipto, Holanda, Suecia, Irlanda… de haber seguido con él, jamás hubiera pisado esos países. Estoy segura.
Además el viajar sola me ha permitido vivir los viajes de una manera muy diferente a como lo hubiera hecho de haber viajado con pareja. Se vive todo de manera mucho más intensa.

Cuando una relación sentimental se rompe, llegas a una situación emocional límite. Con el tiempo, esa tensión del inicio va mermando, y te da la posibilidad de poder analizar la situación desde otra perspectiva. No sólo reflexionas sobre la relación, sino también sobre uno mismo.
Gracias a la ruptura me conocí mejor a mí misma. Empecé a conocer mis debilidades, mis fortalezas, mis capacidades… Comencé a escucharme más, a tenerme más en cuenta en mis decisiones, cubriendo mis necesidades y no tanto las de otra persona.
Cuando te dejan, debes mimarte y cuidarte como nadie, porque la realidad es esa: nadie mejor que tú para cuidarte.

Cuando te dejan ves otras posibilidades que antes no podías ni plantearte. Yo me marché a vivir a otro país durante una temporada, que no solo me permitió conocer otra cultura, sino también tener otras experiencias y vivencias que de haber seguido con mi ex jamás hubiera tenido. Cuando volví a mi país, ya era otra persona.
Estando con mi ex, no había tocado una moto en mi vida. Después que él me dejó monté en moto por primera vez. La experiencia me gustó tanto que decidí sacarme el carnet para no depender que nadie me llevase. El carnet me costó lo suyo, pero conseguí sacármelo. Primero me compré una moto de baja cilindrada, que hace algún tiempo cambié por una moto deportiva de gran cilindrada, y es con la que me manejo en mi día a día. Si estando con mi ex me hubieran contando todo esto, no me lo hubiera creído…

La lejanía de mi ex me ha permitido plantearme unos proyectos vitales diferentes, con otras posibilidades: la maternidad en solitario, vivir en otra ciudad, cambiar de trabajo buscando otras prioridades…
Y por supuesto, plantearme una relación con otra persona.

Estar solo no es malo, ni es una desgracia. En muchas ocasiones es una opción como la de tener pareja. Para mí está siendo una fuente de nuevas experiencias y posibilidades, el problema es elegir una de las opciones…