Durante todo este tiempo siempre he imaginado sobre nuestro reencuentro: dónde será?, cómo será?, estaré yo lo suficientemente entera emocionalmente como para que no me afecte?, cuándo será?... y un sinfín de etcéteras...
Sobre todo me preocupaba sobre mi actuación: digna, tranquila, con la situación absolutamente superada, como una verdadera señora...
Pues nada de lo que imaginé fué lo que sucedió hace unas semanas.
Yo regresaba a casa en coche despues de uno de mis trabajos como cada día, con la clara intención de cambiarme de ropa e incorporarme al otro trabajo que tengo por las tardes.
Unas calles antes de llegar a mi casa, me voy acercando a un semáforo que está en rojo, y voy frenando el coche poco a poco. Unos cuantos metros antes de pararme completamente, veo un coche negro aparcado esperando que el semáforo se ponga en verde.
La marca del coche yo ya la conocía, y el color era idéntico. Acto seguido, como un reflejo me fijo en el número de la matrícula: no había dudas, el coche era el de mi ex.
Después de tantos meses desde nuestra ruptura, sin habernos visto y casi sin cruzarnos ni media palabra, me lo encuentro parado en un semáforo cerca de mi casa...
Me fui acercando muy lentamente, os aseguro que el corazón me latía a 1000 por hora, parecía que se me iba a salir de la boca, las manos me sudaban, y creo que me temblaban las manos y las piernas...
Al ir acercándome, tomé la decisión en una milésima de segundo de pararme a su lado, justo en el carril contiguo, pero sin mirarle, como si no le hubiera visto. No sé porqué tomé esa decisión...
Y así lo hice. Me paré a su lado. Os aseguro que tener a tu ex a unos pocos metros después de tanto tiempo impone muchísimo. Uno no sabe qué hacer, si mirar, no mirar, sonreir, estar serio... no sabe.
De reojo noto que él se mueve desde su asiento de conductor. Yo, que me mató la impaciencia y la curiosidad, giré la cabeza para mirar.
Yo lo vi a él, después de muchísimo tiempo, se había dejado la barba, se estaba riendo, partiéndose de risa con una persona que estaba sentada su lado.
Por el momento él no me había visto. Aprovechando la ocasión, me incorporo hacia delante para ver quién estaba con él.
Descubro que a su lado hay sentada una chica que jamás había visto. Los dos se estaban riendo.
En una centésima de segundo noto que mi ex se va a girar hacia mí, asique me echo hacia atrás, y miro hacia el frente, como si estuviera pendiente del semáforo.
De reojo noto que él me ha visto. Era evidente que me había visto, porque percibí que se me quedaba mirando.
El semáforo se pone en verde, yo acelero y me voy a casa.
Mientras estoy en el segundo trabajo, no dejo de darle vueltas a lo que he vivido, y no dejo de preguntarme quién será aquella chica...
Cuando llego de madrugada a casa, y ya no aguantando la curiosidad y rompiendo todas las reglas básicas de las que he hablado en este blog, entré en su perfil de Facebook.
Allí descubrí que esta chica es su actual pareja. No llevan mucho tiempo juntos, tan solo unos pocos meses.
Él no dudó en colgar fotos de ellos juntos viajando y compartiendo momentos.
En ese instante sentí una horrible sensación de vacío, me faltaba el aire y el corazón se me aceleró. Me invadió una enorme tristeza, una invasión de sensaciones muy confusas.
De esto han pasado unas semanas, y sigo sin poder terminar de asumir la noticia.
Me cuesta asumir que él ya está con otra persona, que ha rehecho su vida, que una nueva persona ocupe el lugar que hasta hace unos cuantos meses ocupaba yo.
Me cuesta asumir que mientras yo aún sigo llorando, triste e intentando superar la ruptura, él ya ha pasado página. Quizás esto último es lo que más me duele, que él haya pasado página.
Ahora mismo, por temas económicos tengo dos trabajos, salgo de uno, paso por mi casa, me cambio y me voy al otro y trabajo hasta las 12 de la noche, para repetir la operación al día siguiente.
Casi no tengo tiempo ni para pensar, estoy siempre triste, siento que esto está siendo demasiado duro para mí, y me cuesta sonreir.
Me agarro al hecho que el saber que él está con otra persona me ayudará a superar esta ruptura, porque si él ya ha pasado página, si él ya tiene pareja, si él ya se ha olvidado de mí, entonces ya no quedan esperanzas, ya no queda otra más que asumir que él no volverá, que mi relación se ha acabado.
He hablado muchas veces en este blog sobre la importancia de asumir la realidad, de asumir que la relación se ha terminado, porque solo de esa manera podremos superar la ruptura.
Yo lo he escrito muchas veces, y hoy lo estoy viviendo en mi propias carnes.
Por primera vez después de tanto tiempo, dejo de estar anestesiada para sentir la realidad, una realidad tremendamente dolorosa, pero real al fin y al cabo.
Ahora que estoy tocando fondo solo me queda levantarme de las cenizas y seguir adelante...