viernes, 13 de julio de 2018

El tiempo que no te mereces...

Una noche de principios de verano recibí una llamada de mi ex.
El contenido de la conversación no fue muy diferente a otras muchas veces: los problemas de trabajo, lo que habíamos hecho aquel día… Y poco más. Nada, absolutamente nada, me hizo sospechar lo que vendría después: una ruptura fulminante de la relación, después de estar juntos más de 6 años.

De esto ha pasado tiempo. Unos cuantos años ya.
Al principio, al verme dejada, la situación me superaba. Pensé que jamás podría superarlo, que jamás saldría del pozo. Me costó un trabajo de titanes, un esfuerzo a nivel emocional inmenso para poder seguir adelante con mi vida.
Ahora que ha pasado el tiempo, recuerdo esta etapa de mi vida como la más amarga, dura e injusta. 
Este tiempo de duelo, que no ha sido ni mucho menos corto para mí, no solo ha significado una búsqueda de mí misma, de nuevas ilusiones y un nuevo camino que seguir, también ha significado la dedicación de un tiempo a una persona que no se lo merece.
Y me explico.

Todo este período de años en el que he luchado para mantenerme a flote y salir adelante, y sobre todo, en pensar en mí misma y en mi bienestar, también ha sido un tiempo de dedicarle a mi ex, en forma de rabia, de pensamientos, de llantos, de frustración... en el fondo, él ha ocupado buena parte de este paréntesis que ha sido mi vida estos últimos años. 
Un tiempo, que a la vista del trato recibido por su parte, no se lo merece. 

Cuando te das cuenta del enorme regalo que le has hecho a esa persona que un buen día te abandonó, con pocas explicaciones, ocultándote la verdad, dejándote por teléfono... te sientes idiota. O yo por lo menos me siento así. 

Él, que no niego que habrá sufrido mucho al principio de la ruptura, al año y medio ya estaba con otra persona, rehaciendo su vida, haciendo planes de tu futuro con ella, en definitiva, pensando solo en él... mientras, yo, lloraba y lloraba esperando que algún día quisiera volver a mi lado, un llanto dirigido a él, a él que ya no me quería, que me había abandonado.
Año tras año, sufriendo por él, por su ausencia, dedicándole horas, horas y horas en pensamientos, en nostalgia, en rabias y tristezas. A él, que ahora que ha pasado el tiempo, me doy cuenta que no se merecía ni una sola lágrima mía.

Cierto es que mi periodo de duelo me lo exigía, y yo hice lo que mejor pude para poder superar el bache. Pero hoy, me doy cuenta de ese tiempo entregado a él, un tiempo que hoy veo tenía que haber sido para mí, para no tener la sensación de paréntesis.

Lo siento ex, pero de aquí en adelante, mi tiempo es MÍO.