sábado, 26 de septiembre de 2015

Analizando las señales...


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A veces no queremos verlas, pero están ahí. 
Es difícil que una persona decida dejarnos de la noche a la mañana sin haber dado señales previamente. Y si no las daba, a lo mejor estaba actuando o auto-engañándose.
El problema es que muchas veces no las queremos ver. Justificamos el porqué se comporta de manera diferente, o porque no está igual que siempre.. y en realidad lo que estamos haciendo es tapar un gran problema de fondo.
A mí me pasó. Pero yo no quise verlo... Mucho tiempo antes de dejarme, mi ex estaba raro, diferente, y yo justificaba su comportamiento extraño alegando que tenía problemas en el trabajo. Era verdad, los tenía, pero no eran el motivo real que explicase lo que estaba pasando.
Él vivía en otra ciudad, y cada vez nos veíamos menos, y cuando estábamos juntos se mostraba más distante de lo habitual. Los últimos meses la cosa empeoró, y mucho.
Siempre hay señales.
No quiero decir que si nuestra pareja se muestra un poco diferente con nosotros vaya a dejarnos, claro que no, se puede estar pasando por una crisis o un mal momento, pero generalmente es el preámbulo para una ruptura. Nosotros conocemos bien a nuestras parejas, asique sabeis perfectamente de lo que os hablo...
Qué señales nos podemos encontrar?: son muchas y muy variadas, como por ejemplo que esté más distante, que no quiera mantener relaciones sexuales, que critique absolutamente todo lo que hacemos, que no muestre interés en estar con nosotros, que nos infravalore...
Hablar con nuestras parejas es lo más sensato, aunque no es fácil, porque da miedo que en algún momento plantee el dejarnos... y eso asusta, sobre todo si aun le seguimos queriendo. Eso fue lo que me pasó a mí. Me callé, guardé silencio esperando que las cosas mejoraran, no lo hicieron, y la cosa acabó en ruptura.
Tampoco quiero decir que hablando con nuestras parejas evitemos la ruptura. En mi caso, aunque hubiera planteado lo mal que estaba todo, no lo hubiera podido evitar. Porque hay algo que está claro: si él o ella ya no nos quiere, poco podemos hacer, más que asumir la triste realidad.  
En mi próximo post me gustaría hablar de esto, qué pasa cuando planteamos a nuestras parejas que la cosa no va nada bien...

sábado, 12 de septiembre de 2015

El intercambio...


 
Me ahorré esta situación en esta ruptura, pero la viví en alguna ocasión.
Se trata de la devolución de objetos personales. A lo largo de los años, mi ex y yo hemos comprado cosas, y nos hemos prestado otras. 
En el momento de la ruptura, en algunas ocasiones se presenta la posibilidad de intercambiar esos objetos, y no quiero decir nada si entre estos objetos hay una propiedad a medias. Ahí si que la cosa se complica, no solo en el tiempo, sino también en dinero, y por supuesto el querer hacer daño al otro.
 Pero vamos a hablar de el intercambio de objetos normales, como un libro, una camiseta o fotos.
De verdad, en la medida de lo posible, evitad esta situación. Sobre todo si eres la persona dejada, no hará más que alimentar una esperanza de volver, aun cuando ya sepas que la relación está totalmente rota. Y si eres la persona que lo he dejado, tampoco te será fácil...
Me pasó hace unos años, que rompí una relación con un chico, no llevabamos mucho tiempo saliendo, pero yo tenía unos discos suyos.
Él insistía en quedar, seguramente con la esperanza de volverme a ver e intentar una reconquista. Yo me di cuenta en seguida que ese era su propósito. Asique le dije que lo mejor para los dos, pero sobre todo para él, sería que yo dejase sus discos en el bar de un amigo, y que él los recogiese cuando pudiese. Él se quedó muy cortado, pero yo insistí. "Por favor, no alarguemos esto más. Será peor..." 
Dejar los objetos en un lugar neutro o enviarlo por correo, es una buena solución. Pero si no queda otro remedio más que quedar, yo intentaría citarme en un lugar neutro, como un bar.
Sobre todo si soy la persona dejada, intentaría no alargar demasiado la situación. Por ejemplo, si nada más llegar me dice de tomarnos algo, le diría que no, que tengo prisa, que únicamente he venido a dejarle sus cosas y que él me devuelva las mías, pero que tengo que marcharme. Es decir, dejar mis cosas, que él me devuelva las mías e irme. Así, sin más. No darle opción a una charla, que sería fatal para nosotros.
No creo que sea buena idea alargar la situación mucho más, es doloroso, no conduce a nada y sobre todo alimenta nuestras ganas de volver...
También existe la situación que el intercambio se tenga que hacer en el propio domicilio. Este lugar no es neutro, y puede ser peligroso, ya que invita a quedarse más tiempo y a entablar una conversación. Ante esto yo aconsejaría acortar los tiempos lo máximo posible, que se lleve lo que se tenga que llevar lo antes posible.
Por supuesto, no sacar el tema de la ruptura en ningún momento, eso ya tiene que estar más que hablado.
 Ante la devolución de los objetos, yo no optaría por mandar a otra persona, eso demuestra cobardía, y sobre todo, sería meter a otra persona en el embrollo.
Hace unos años intentaron meterme en una devolución de objetos de una ruptura, la persona que me lo pidió estaba muy mal, no superaba la ruptura, pero le dije que no, que no me hiciera pasar por eso. Asique le aconsejé que le enviase sus cosas por correo, lo que le pareció muy bien, y así lo hizo.

No es fácil afrontar la devolución de objetos, pero tenemos que pasar por ello en algunas ocasiones, lo único que hay que hacer es el elegir el camino menos doloroso para nosotros.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Comenzando...

Es una sensación extraña. No lloro por la ruptura, no sufro cada día por ello, y sin embargo, siento que ha dejado una huella en mí.
No sé muy bien como explicarlo. Es como si mi corazón hubiese cerrado la herida, si, pero en su lugar hubiese quedado una gran cicatriz, que aunque no me duele, siento que está ahí.

Aún así, mi vida continúa, y eso me mantiene animada. Una vez que uno ha pasado por todas las etapas de la ruptura, y ha asumido cada una de ellas, después de todo ello toca empezar otra vez.
Toca volver a hacer amigos, a conocer gente nueva, en definitiva elegir un nuevo camino. Y lo digo lejos de cualquier pretensión de miedo, tristeza o sentimiento negativo. Más bien todo lo contrario.

Si tengo claro que no quiero buscar pareja, no tengo interés en una nueva relación por el momento. Tampoco me agobia el no tenerla. Simplemente no me apetece. Eso llegará más adelante, cuando me sienta preparada para enamorarme otra vez.

Estoy ilusionada de empezar esta nueva andadura.  Y sobre todo, me siento contenta de haber superado esta situación y de ser capaz de volver a empezar.

El único problema que se me plantea, es dónde conocer gente?, cómo hago para hacer nuevas amistades?. La verdad es que no sé muy bien por donde empezar.
Sé que no se trata de ponerse un cartel en la frente diciendo que uno busca amigos, y esperar pacientemente a que estos lleguen.
Pero si soy sincera no sé muy bien cómo hacerlo...

Os iré contando como me va en mi búsqueda...