sábado, 26 de noviembre de 2016

Las comparaciones nunca fueron buenas... (Parte I)

Resultado de imagen de comparaciones no son buenas 
En muchas ocasiones no podemos evitar el recibir noticias de nuestros ex. Incluso cuando no queramos saber nada de ellos, nos llegan… Gracias a Dios, a mí me llegan pocas novedades de su vida, por no decir ninguna, ya que no tenemos amigos en común, ni vivimos cerca, ni lo tengo en ninguna red social…

Y por qué digo “gracias a Dios”?. Lo digo con todo conocimiento de causa, porque cada vez que he recibido una información, sea la que sea, me ha llenado de tristeza y paso unos cuantos días bastante “tocada”.

No puedo evitar el comparar su vida con la mía, aun cuando han seguido caminos separados y diferentes.

Mientras él ha rehecho su vida sin mayores dificultades, yo aún no he sido capaz de volver a rehacer mi vida sentimental, aun cuando han pasado varios años desde la ruptura.

Hace tiempo que sé que a nivel profesional está bien situado, yo en este tiempo me he quedado varias veces sin trabajo, y si bien en donde estoy ahora me siento bien y contenta, el sueldo no es para tirar cohetes… Apenas me da para llegar a final de mes.

También he sabido que además de compartir su vida con otra persona, ha podido acceder a una vivienda en propiedad de semi-lujo en una ciudad que para mí es absolutamente inaccesible.
Tiene una vida acomodada pues, según parece.
Mientras que mi situación es radicalmente opuesta: vivo de alquiler, en un barrio obrero en una vivienda humilde.

Por otro lado, parece que ha hecho nuevas amistades, con la que comparte aficiones. Yo en este tiempo he perdido a mis amigos y, con mucho esfuerzo, estoy intentando hacer amigos nuevamente, pero no me está siendo una tarea nada fácil…

Si, nuestros caminos se han separado a años luz y han tomado rumbos muy diferentes.

Por qué me comparo entonces?, por qué cuando me llegan noticias suyas siento que él se ha convertido en una persona de éxito mientras que a mí me persigue el sambenito del papel de la dejada, de la fracasada?, por qué siento que a él las cosas le han ido mejor que a mí por no seguir a su lado?...

Estoy segura, que para todos aquellos que han recibido noticias les ha sucedido lo mismo que a mí, y he de decir antes que nada, que no tengo noticias suyas desde hace mucho tiempo.
Pero creo que es un sentimiento bastante extendido entre quienes han sufrido una ruptura.

En este sentido se mezclan vivencias personales de cada uno, ilusiones, mucha fantasía, decepciones, una baja autoestima, oportunidades y capacidades a partes iguales. Y me gustaría hablar de ello en los próximos posts, compartiendo con vosotros algo que parece ser más habitual de lo que se cree…

viernes, 11 de noviembre de 2016

Cuando no te han elegido...



Resultado de imagen de rechazado










En esto consiste una ruptura: en asumir que no te han elegido como pareja, o la otra persona no ha apostado ni por ti ni por la relación. Y esto hay que respetarlo. Es lo que nos convierte en personas maduras.

Es la misma situación que cuando estábamos en el colegio, cuando había que elegir quiénes compondrían el equipo de baloncesto o de fútbol, y uno era el último en ser elegido…  (a mí me pasaba con frecuencia…). El grupo que le ha tocado jugar con nosotros no le quedaba otro remedio que asumir que tendría que contar con nosotros entre sus miembros, por muy malos que fuésemos… 

Cuando rompen con uno, cuando no te eligen, volvemos a ser niños de colegio: no te quieren en su grupo. Y se suele creer a nivel inconsciente que si no nos quieren es porque algo malo tenemos… de ahí nace el sentimiento de culpabilidad en el dejado.

Tenemos que ser conscientes que si esa persona no nos ha elegido es porque no nos quiere a su lado, pero no porque seamos mala gente (por lo menos en la mayoría de los casos) o porque valemos poco, o porque no seamos modelos de pasarela, o porque no somos lo suficientemente inteligentes… si no porque no tenemos lo que ellos buscan, o lo que tenemos ya no les interesa porque cambiaron de gustos o de intereses.

Todas las personas evolucionamos con el paso del tiempo, y nuestros ex no son la excepción. Tampoco nosotros somos los mismos que hace años atrás. Es normal. Forma parte de la vida y del crecimiento de cada uno. Pero eso no nos convierte en personas horribles, poco inteligentes o atractivas para otros. 

Lo que un día nuestro ex no valoró, o dejó de importarle, puede resultarle interesante y atrayente a otra persona. No podemos gustarle a todos ni todo el tiempo. 

Recuerdo cuando era niña y en el colegio nunca me elegían mis compañeros para jugar al voleibol, (de hecho llegaron a expulsarme de un partido por jugar tan mal), y sin embargo, recuerdo perfectamente dejar a la clase totalmente en silencio, pensativa y totalmente entregada a mí cuando yo leía mis redacciones en voz alta. Mi expresión, mi sensibilidad y forma de escribir con tan solo 12 años sorprendía tanto a mis compañeros como a los profesores. Un don que por desgracia he ido perdiendo con los años, pero un don que tenía. 

No era buena para unas cosas, pero si para otras… Y eso no me convertía en un ser inferior o mala persona. Simplemente me convertía en humana.

Con las relaciones de pareja pasa igual. Ni yo, ni ninguno de vosotros que me leéis tuvimos o mantuvimos ese algo que les resultaba atrayente a nuestros ex, o simplemente lo que aún tenemos ya no les interesa.

No nos eligieron, decidieron no seguir con nosotros y prefirieron marcharse para no volver, dejaron de sentir ese poder atrayente que los mantenía a nuestro lado, pero seguramente nosotros tenemos mucho que dar, que entregar, que sentir, que vivir, que compartir, que soñar… con otras personas que si pueden vernos como alguien especial y con quienes estarían dispuestas a darlo todo.

martes, 1 de noviembre de 2016

Cuando las palabras hacen daño...



Alguna vez me he preguntado si mi ex fue consciente en algún momento de las malas maneras que tuvo conmigo después que me dejó.
Es imposible tener la respuesta certera de ello, ya que no estoy dentro de su cabeza. Puedo pensarlo, analizarlo y sacar MIS conclusiones, que estas poco o nada pueden tener que ver con la realidad que él vivió de verdad, pero me gustaría hoy hacer un esfuerzo y pensarlo con vosotros, porque seguramente os ayudará en vuestra recuperación si habéis vivido lo que viví yo en su momento.

Cuando él me decía todas esas cosas tan hirientes por teléfono (para recapitular este tema pinchad AQUÍ  y AQUÍ ) después se daba cuenta del daño que me hacía?, era él plenamente consciente de los disparates, de las maneras poco elegantes que tenía conmigo durante la post-ruptura?, realmente se daba cuenta que estaba siendo innecesariamente cruel con una persona que no se había portado mal con él?... No solo me hizo daño con sus comentarios, que fueron muchos, sino también con la manera de decirme las cosas: borde, con desdén, algunas veces alzándome la voz… Tampoco faltaron los desplantes y el desprecio.
En su momento no me di cuenta, pero después que pasó el tiempo fui consciente que se portó mal, muy mal conmigo. Pero, fue él realmente consciente de su comportamiento?, quiero decir, si en algún momento él se arrepintió y se sintió mal por habérmelo hecho?.
En mi caso, debo partir del hecho innegable que él jamás me pidió disculpas por nada. Con lo cual me lleva a pensar que nunca sintió arrepentimiento por su parte, pero por qué no se arrepintió?, es que yo realmente me merecía ese trato?, que le había hecho yo tan grave que justificara ese comportamiento?. Quizás nunca se arrepintió porque en el fondo no era consciente de ello.
Quiero decir, que no era consciente que me estuviera tratando mal, simplemente su mente lo borró todo.

Como ejemplo para que me entendáis, comentaré lo que sucedió a una vieja amiga. Estuvo años con su novio, con el cual convivía. Él nunca le pegó, y sin embargo la maltrataba con palabras. Le decía que era una inútil, que él había tenido que conformarse con alguien como ella, que no servía para esto o para lo otro…

Pueden pegarte un puñetazo en la cara, te curarás de las heridas, te levantarás y seguirás adelante, pero si te maltratan con palabras (ya seas hombre o mujer) el dolor te durará toda la vida. Es un aún peor.

Esta amiga no lo dejaba por miedo. Le tenía pánico. Era tal el control que él ejercía sobre ella que no era capaz de tomar la decisión de abandonarle. Hasta que un día ese día llegó, se armó de valor y rompió la relación.
Años después, en situaciones muy diferentes, volvieron a verse.
Mi amiga le recordó sus palabras, y la reacción de él fue de sorpresa: “En serio yo te dije eso??, pero como aguantaste tantos años a mi lado?”. Y estoy segura que él no le estaba mintiendo, simplemente no se acordaba, lo había borrado de su mente.

Desconozco el mecanismo psicológico que se activa en una persona para borrar algo del pasado, pero yo creo que a mi ex le pasó algo similar. En alguna ocasión yo le reprochaba algunas cosas que me había dicho, y me decía que no se acordaba. Y estoy segura que era sincero conmigo, que no se lo estaba inventando, realmente no lo recordaba.
Aquellos momentos fueron muy confusos para ambos, teníamos las emociones muy revueltas, y además estoy segura que él se sentía culpable por tomar la decisión que estaba tomando. En ese estado de confusión, creo que soltaba lo que sentía sin filtros, tal y como él las sentía en ese momento. No creo que mi ex tuviese el objetivo de hacerme daño, no tiene motivos para ello ya que yo nunca me porté mal con él.

Si hoy me encontrase con mi ex, después de muchos años, estoy segura que él tampoco recodaría nada de las cosas que me dijo en su día. Estoy segura que no podría negármelo, pero tampoco podría afirmármelo.

Cuando uno se encuentra en esta situación, en la que ha sufrido tanto por las palabras del otro, y la otra persona no es capaz de recordar, qué se hace?. Porque para quien soltó aquellas palabras aquello nunca sucedió… pero para quien recibió aquellas frases tan dolorosas aquello ocurrió, y ocurrió de verdad, no se lo ha inventado.

Ante esta situación esperar una disculpa es una espera inútil que nunca sucederá. No podemos  esperar una disculpa de algo que no sucedió para la otra persona.
Cómo se gestiona esto?, cómo se gestiona el perdón?, cómo se puede olvidar aquellas palabras tan crueles?... Ha pasado tiempo y aun no he sido capaz. Aun teniendo asumida y superada la ruptura, el recordar aquellas palabras tan hirientes me llena de rabia, de dolor, de impotencia.

En muchas ocasiones he intentado imaginarme la situación en la que nos volvemos a ver, y yo le recuerdo las cosas tan desagradables que me dijo, y él aunque no es capaz de recordar, me pide disculpas por ello, por el daño que me ha causado injustamente.
Esto me calma, aunque sea durante un tiempo, y me ayuda a seguir adelante. Pero pasado un tiempo, vuelvo a recordarlo otra vez y a preguntarme: por qué lo hizo?... 

No sé porqué, pero hoy he vuelto a sentirme así, buscando despeseradamente un perdón, un "siento haberte dicho aquello", mientras me lleno de rabia, de odio y de rencor por todo lo que en su día tuve que escuchar de sus labios...