Una noche de principios de verano recibí una llamada de mi ex.
El contenido de la conversación no fue muy diferente a otras muchas veces: los problemas de trabajo, lo que habíamos hecho aquel día… Y poco más. Nada, absolutamente nada, me hizo sospechar lo que vendría después: una ruptura fulminante de la relación, después de estar juntos más de 6 años.
De esto ha pasado tiempo. Unos cuantos años ya.
Al principio, al verme dejada, la situación me superaba. Pensé que jamás podría superarlo, que jamás saldría del pozo. Me costó un trabajo de titanes, un esfuerzo a nivel emocional inmenso para poder seguir adelante con mi vida.
Ahora que ha pasado el tiempo, recuerdo esta etapa de mi vida como la más amarga, dura e injusta.
Este tiempo de duelo, que no ha sido ni mucho menos corto para mí, no solo ha significado una búsqueda de mí misma, de nuevas ilusiones y un nuevo camino que seguir, también ha significado la dedicación de un tiempo a una persona que no se lo merece.
Y me explico.
Todo este período de años en el que he luchado para mantenerme a flote y salir adelante, y sobre todo, en pensar en mí misma y en mi bienestar, también ha sido un tiempo de dedicarle a mi ex, en forma de rabia, de pensamientos, de llantos, de frustración... en el fondo, él ha ocupado buena parte de este paréntesis que ha sido mi vida estos últimos años.
Un tiempo, que a la vista del trato recibido por su parte, no se lo merece.
Cuando te das cuenta del enorme regalo que le has hecho a esa persona que un buen día te abandonó, con pocas explicaciones, ocultándote la verdad, dejándote por teléfono... te sientes idiota. O yo por lo menos me siento así.
Él, que no niego que habrá sufrido mucho al principio de la ruptura, al año y medio ya estaba con otra persona, rehaciendo su vida, haciendo planes de tu futuro con ella, en definitiva, pensando solo en él... mientras, yo, lloraba y lloraba esperando que algún día quisiera volver a mi lado, un llanto dirigido a él, a él que ya no me quería, que me había abandonado.
Año tras año, sufriendo por él, por su ausencia, dedicándole horas, horas y horas en pensamientos, en nostalgia, en rabias y tristezas. A él, que ahora que ha pasado el tiempo, me doy cuenta que no se merecía ni una sola lágrima mía.
Cierto es que mi periodo de duelo me lo exigía, y yo hice lo que mejor pude para poder superar el bache. Pero hoy, me doy cuenta de ese tiempo entregado a él, un tiempo que hoy veo tenía que haber sido para mí, para no tener la sensación de paréntesis.
Lo siento ex, pero de aquí en adelante, mi tiempo es MÍO.
Aix Natasha, se te lee aún tan enamorada de él en cierta manera...
ResponderEliminarHan pasado 6 años y no estás sanada ni curada, no t culpes nos pasa a muchos..
pero no t engañes a ti misma, aceptalo y ya está..
gracias por todos tus consejos
Creo que te equivocas, me parece más hacer catarsis sobre lo que paso y de eso se trata el blog, experiencias pasadas.
EliminarNatasha te doy la razón, si bien no se merecen nuestras lágrimas y menos nuestro tiempo, hay que aceptar que es parte del proceso, saludos.
Hola Anónimo,
EliminarNo, sigo enamorada de él. Hace mucho tiempo que no. La decepción ha sido muy grande, y el varapalo del abandono inmenso.
Todo lo que venga de él, me generaa rechazo.
Un saludo.
Natassha.
Natasha me gustaría tanto que tengas un blog por facebook!! Yo sigo el blog de una chica, lo recomiendo mucho para todas, se por experiencia propia que a veces es muy difícil afrontar las nuevas situaciones impuestas por la vida y creo que en su blog dice cosas muy sensatas, búsquenlo por Facebook como COMPONIENDOME
ResponderEliminarHola Anónimo!,
EliminarMuchas gracias por la info!. Yo a este blog le dedico el tiempo que puedo, siempre que tengo un hueco y ganas escribo algunas lineas.
Tengo Facebook, pero al pobre le hago poco caso...
Un saludo.
Natassha.
Este es el primer comentario que pondré después de leer casi todo tu blog. La relación que tenía de casi ocho años con mi ex pareja, terminó hace casi dos meses. El 11 de Abril se suponía nos casaríamos, así que todo ha acabado con botellas de vino sin abrir, con un vestido de novia guardado esperando a que le encuentre un lugar y alguien lo saque a bailar.
ResponderEliminarMi mayor temor de todo esto (y que es la fuerza que me impulsa) es dedicarle más tiempo a mi ex, que ya han sido mucho ocho años.
Tengo 33 años, la vida es corta, a veces me lastimo a mi misma con la culpa, pero sé que di todo lo que pude, hice todo lo que pude con lo que sabía en ese momento, no puedo regresar el tiempo, aunque me duela, no hay nada que pueda cambiar, pero sí, puedo elegir mis pasos hacia el frente y no dedicarle más de mis años, meses y días a una persona que aunque era muy buena, muy linda, no perfecta, hoy no está. No puedo, aunque el corazón se resista, voy tratando de convencerlo cada día, de que él no está, de que no volverá, de que yo más que nadie merezco ser feliz. Y todos los que leerán estás palabras también.
Escribiré en otras entradas esperando brindar otra perspectiva. Saludos.