Así he querido llamar este post, “cuando las cosas
no funcionan”, porque por primera vez, después de la ruptura, me he
visto en el papel del dejador.
Os
comenté hace algún tiempo, que había comenzado una relación con un
chico, al cual había conocido en una fiesta de solteros. Yo,
sinceramente, en un principio no tenía grandes expectativas con él,
preferí mantenerme siempre cauta, dejándome llevar y viendo que pasaba.
Yo prefería que todo fuera más despacio, llevo mucho tiempo sola y
meterme en una relación me da mucho vértigo.
Él,
por el contrario, cada día se ilusionaba más conmigo. A mí me parecía
que él corría demasiado, planeado proyectos de futuro que yo soy incapaz
en este momento de poder ofrecer a nadie, después de todo, solo hacía 2
meses que nos conocíamos y yo aún no me siento 100% preparada para
entregar mi corazón a nadie.
Sabiendo
por lo que he pasado, pues conoce mi situación emocional, planea
proyectos sin tener en cuenta que necesito mi ritmo, mi espacio. Pese a
que le advertí de esta situación, él estaba más pendiente de sus
proyectos que de mis necesidades reales. En definitiva, íbamos a 2
velocidades diferentes. Él necesitaba una pareja a su lado, y yo tiempo y
espacio para poder amoldar una nueva persona a mi vida.
Tampoco
tuvo tacto ni mano izquierda en determinadas situaciones bastante
delicadas, lo que hizo que la situación fuera bastante insostenible.
Pero
no todo fue culpa suya. Con el transcurso del tiempo, me voy dando
cuenta que la magia, que la explosión de sentimientos que yo había
sentido cuando empecé mi relación con mi ex, en este caso no se estaba
produciendo ni de lejos. Por supuesto que yo no buscaba a mi ex en este
chico, pero el tiempo pasaba y aquello no avanzaba.
Al
principio, dejé margen, esperando que el tiempo y el roce hicieran
aparecer algo, un sentimiento, una ilusión, un hilo con el que poco a
poco se podría construir algo.
Pero
su forma de ser, de comportarse, su falta de masculinidad… o lo que
sea, no me atraían… Y eso no era culpa suya. No era mala persona ni
mucho menos, él era así, pero a mí no me gustaba.
Y
mientras todo esto ocurría, él se marcha de vacaciones unos días, y es
ahí cuando se produce mi toma de decisión: me doy cuenta que lo que
siento en ese tiempo, es alivio. No lo extrañé, y yo no estaba contando
los días que quedaban para su regreso. Definitivamente estaba perdiendo
el tiempo y se lo estaba haciendo perder a él. Tenía que dejarlo.
Pero
claro, me invadió un sentimiento horrible de culpabilidad, me sentí una
mala persona. Y no tardaron en aparecer en mi mente los recuerdos de mi
ruptura, de mi sentimiento de soledad, de dolor, de incredulidad… Me
puse en su piel. Y aunque era conocedora que esa relación ya no podía
continuar, viví la situación con mucha angustia. Tenía que tomar la
decisión, pero no sabía muy bien cómo hacerlo.
Cómo se deja a alguien sin hacerle daño?. Imposible. Es inevitable no hacer daño, pero existen maneras elegantes de hacerlo.
Yo
tuve claro que no iba a hacer lo que hizo mi ex conmigo: tratarme mal y
darme vagas explicaciones. Yo quería ser clara y sincera con este
chico, y quería que él entendiera de verdad porque yo lo dejaba. Yo no
iba a poder evitar su dolor, pero si podía hacer que su ruptura no fuese
tan inexplicable como lo fue la mía.
El
problema era que, conociéndolo, quedar en persona iba a ser un poco
peligroso. Yo sabía que bien no se lo iba a tomar (como era normal), y
un lugar público era un riesgo elevado de montar un escándalo por su
parte. Tomé la decisión mas cobarde que se pueda tomar, y hoy, me
arrepiento enormemente: Le escribí una carta.
Escribir
me iba a dar la oportunidad de poder expresarle lo que “no-sentía” por
él, y explicarle sin tapujos y muy claramente el motivo por el cual lo
dejaba. Pero a la vez, me evitaba el tener que quedar en persona, arriesgándome a una escenita por su parte y el tener que afrontar el terrible trago de romper con él cara a cara. Si, lo sé, soy una cobarde.
Creo que ha sido la carta
más sincera que he escrito en mi vida. Allí le expongo, de manera
delicada, pero sin ocultar nada, el motivo de la ruptura. Me alejé de
las frases que me dijo mi ex en su día: “te mereces estar con alguien
mejor que yo”, y cosas por el estilo que lo único que hacen es hacerte
sentir peor.
Mientras le envié la
carta por email, me sentí la persona más horrible del mundo: no solo lo
dejaba, sino que además lo hacía por carta…
Hacía muchísimo tiempo que no lloraba tanto. Parecía que me habían dejado a mí.
Era
evidente que me estaba poniendo en la piel de este chico, y que estaba
sufriendo la ruptura como si me hubieran dejado a mí, y no al revés.
Yo
estuve casi 2 meses con esta persona, y dejarlo fue difícil, imaginaos
lo que es dejar a una persona con la que llevas más tiempo, ilusiones,
proyectos de futuro, tantos y tantos momentos vividos y compartidos.
Por
primera vez me puse en la piel de mi ex, y entendí algunas decisiones
que tomó y que en su día tanto critiqué. Por ejemplo cuando mi ex me
dejó por teléfono. Después de 6 y medio de relación me llama y rompe la
relación en un abrir y cerrar de ojos. No, no fue fácil para él. Yo creo
que él tomó la decisión menos dura para los dos, pero sobre todo para
él. El tener que decirle a alguien cara a cara que no lo quieres y que
deseas romper la relación es sumamente complicado. Yo no pude.
El
que deja sabe que la otra persona lo quiere, que quiere luchar por esa
relación, que quiere continuar, pero aún así, hay algo que no le encaja y
se forzado a romper. Ya lo he hablado muchas veces en este blog, los
motivos por los cuales nos dejan.
Es
evidente que muchas veces no lo pueden evitar: han dejado de sentir
algo por nosotros, y eso hay que respetarlo. Lo que es de obligado
cumplimiento son las maneras, de las que he hablado en varias ocasiones
en este blog. Mi ex no se portó bien conmigo: hubo una situación de
deslealtad por su parte (estaba tonteando con otra chica a mis espaldas y
llegó a quedar con ella), me trató muy mal después que me dejó y me
dijo cosas que, aunque ha pasado mucho tiempo, cada vez que las recuerdo
me duelen profundamente. Eso sin mencionar que en los motivos de la
ruptura no fue claro y mintió, como tiempo después descubrí.
La
reacción de este chico al recibir la carta no se hizo esperar. A las
pocas horas comenzó a enviarme WhatsApp sin parar preguntándome si
estaba segura de mi decisión. Yo, habiendo vivido las malas maneras de
mi ex, le respondí cuidando mucho el lenguaje y alejándome de toda
crueldad. Volví a explicarle los motivos nuevamente, de la misma manera
que yo había hecho en la carta.
Contra todo pronóstico, la reacción de él fue la de insultarme. Me llamó mentirosa, falsa y actriz.
Y esto me ha dado pie a mi siguiente post sobre los errores que cometemos los dejados. Los errores que, en un momento de debilidad emocional, todos hemos hecho alguna vez. Yo los hice, y seguramente tú tambié, y no por ello somos personas horribles, somos simplemente humanas.