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sábado, 26 de mayo de 2018

No hay ganancia sin pérdida... (Parte II)

Para mí lo más difícil después de la ruptura, fue crear nuevos hábitos sin mi ex.
Al principio, no podía ni tan siquiera planteármelo, me generaba mucho vértigo pensar que, de aquí en adelante, todo tenía que ser nuevamente construido sin esa persona que durante tantos años me había acompañado a mi lado.

Sin embargo, una vez que me animé, comprendí que todo era empezar, y aunque al principio era duro, desconcertante y extraño a nivel emocional, pronto comprendí que ese era el único camino válido: construir un nuevo camino, buscar nuevas metas sin mi ex.

Lo primero que hice fue irme de vacaciones sola a Italia. Ya lo comenté hace unos cuantos post atrás. Ese viaje, que aparentemente no tenía ninguna importancia, para mí significaba un paso adelante, pequeño, pero un paso adelante en mi recuperación.
Desde entonces, descubrí que viajar era una de mis pasiones. Me encantaba y yo no lo sabía
Mi ex no era un gran amante de los viajes, solo mostraba interés en viajar a la ciudad de sus padres cada vez que teníamos vacaciones, y era lógico, dado que solo los podía ver en esas fechas. Por ello, me perdí la oportunidad de ir a muchos sitios que me hubiera gustado.
Cuando mi ex rompe conmigo, se me abre una ventana enorme de posibilidades: ahora podía viajar donde yo quería y cuando yo quisiera. No tenía que pedirle permiso a nadie…
Gracias a que mi ex me dejó, yo he visitado Italia, Francia, Cuba, México, Egipto, Holanda, Suecia, Irlanda… de haber seguido con él, jamás hubiera pisado esos países. Estoy segura.
Además el viajar sola me ha permitido vivir los viajes de una manera muy diferente a como lo hubiera hecho de haber viajado con pareja. Se vive todo de manera mucho más intensa.

Cuando una relación sentimental se rompe, llegas a una situación emocional límite. Con el tiempo, esa tensión del inicio va mermando, y te da la posibilidad de poder analizar la situación desde otra perspectiva. No sólo reflexionas sobre la relación, sino también sobre uno mismo.
Gracias a la ruptura me conocí mejor a mí misma. Empecé a conocer mis debilidades, mis fortalezas, mis capacidades… Comencé a escucharme más, a tenerme más en cuenta en mis decisiones, cubriendo mis necesidades y no tanto las de otra persona.
Cuando te dejan, debes mimarte y cuidarte como nadie, porque la realidad es esa: nadie mejor que tú para cuidarte.

Cuando te dejan ves otras posibilidades que antes no podías ni plantearte. Yo me marché a vivir a otro país durante una temporada, que no solo me permitió conocer otra cultura, sino también tener otras experiencias y vivencias que de haber seguido con mi ex jamás hubiera tenido. Cuando volví a mi país, ya era otra persona.
Estando con mi ex, no había tocado una moto en mi vida. Después que él me dejó monté en moto por primera vez. La experiencia me gustó tanto que decidí sacarme el carnet para no depender que nadie me llevase. El carnet me costó lo suyo, pero conseguí sacármelo. Primero me compré una moto de baja cilindrada, que hace algún tiempo cambié por una moto deportiva de gran cilindrada, y es con la que me manejo en mi día a día. Si estando con mi ex me hubieran contando todo esto, no me lo hubiera creído…

La lejanía de mi ex me ha permitido plantearme unos proyectos vitales diferentes, con otras posibilidades: la maternidad en solitario, vivir en otra ciudad, cambiar de trabajo buscando otras prioridades…
Y por supuesto, plantearme una relación con otra persona.

Estar solo no es malo, ni es una desgracia. En muchas ocasiones es una opción como la de tener pareja. Para mí está siendo una fuente de nuevas experiencias y posibilidades, el problema es elegir una de las opciones…

lunes, 2 de abril de 2018

No hay ganancia sin pérdida...

Hace tiempo, me dijeron que siempre que se elige en la vida se gana algo, pero también se pierde a la vez. Es inevitable.
Cuando decidimos, debemos evitar perder lo menos posible y ganar lo máximo alcanzable. En eso consiste tomar una decisión, en sopesar los pros y los contras de elegir.
Por ejemplo, si se me proponen un sábado por la tarde dos planes interesantes, pero debo elegir uno de ellos (pues no puedo estar en dos sitios al mismo tiempo), intentaré elegir el que me parezca más interesante o el que lo pueda compartir con la persona con la que mejor me llevo.
Cuando selecciono una de las dos opciones, inevitablemente estoy perdiendo la otra alternativa.

En el caso de una ruptura, nosotros no hemos elegido ser dejados, no hemos elegido, en la mayoría de las ocasiones, estar en este papel. Otras personas, por el contrario, lo han hecho por nosotros.
Es evidente que el que rompe debe dejar marchar a la otra persona, la persona a la que deja, debe perder a la que durante bastante tiempo ha sido su pareja, para, en su lugar, elegir una mejor opción (otra persona, una vida de solter@...). Es su decisión.

A lo largo del blog, he hablado mucho de la pérdida del ser amado, del dolor que provoca verte abandonado por quien tanto has dado y querido.
Hoy, sin embargo, me gustaría hablar de las ganancias. Porque si, después de un tiempo, eres capaz de ver que dentro de tanto dolor, de tanta pérdida y sufrimiento, también se puede ganar, a pesar de haber sido dejado.

Cuando mi ex decidió romper, para mí fue la experiencia más traumática de mi vida. No solo había perdido a mi pareja de muchos años, sino también, muchos años de lucha por una relación a distancia, mucho tiempo, muchos viajes, pero sobre todo, muchos proyectos futuros que nunca llegaron a concretarse.
Yo había centrado mis ilusiones, mi futuro y mis sueños, en una persona que finalmente decidió que no quería formar parte de esos planes conmigo. Y cuando él decidió marcharse, todo se me fue de las manos, se me esfumó como cenizas en el viento.
En pocas palabras, pasé de una vida llena de expectativas y sueños, a una vida de soledad, de tristeza y a sentirme totalmente perdida en una inmensa oscuridad.
Si, sin duda alguna, la pérdida y el cambio drástico en mi vida fue notable.

Sin embargo, cuando miro atrás, y comparo mi vida de antes con la presente, sin duda alguna, veo un gran cambio. No sólo de vivencias, sino también de crecimiento personal, algo que jamás hubiera tenido de no haber sido porque mi ex, en una noche de finales de primavera, decidió cortar nuestra relación con maestría de cirujano.  
De haber continuado a su lado, hoy, tendría una vida económica resuelta, ya que mi ex tenía una posición económica un poco acomodada, y sin embargo, sería una vida previsible y aburrida. Y sobre todo, me hubiera alejado de todo lo que he aprendido y experimentado durante este tiempo de duelo. Hubiera sido, por decirlo de alguna manera, una persona inmadura, con pocas experiencias personales y poco vivido.

En los próximos posts, me gustaría hablar de lo que mi vida ha cambiado y como hubiera sido de haber seguido a su lado. Creo que es importante valorar lo que se tiene, y no hacer siempre hincapié en lo que se ha perdido, es una manera de ver el lado positivo de todo, aunque aparentemente no exista nada bueno que sacar.