Para mí lo más difícil después de la ruptura, fue crear nuevos hábitos sin mi ex.
Al principio, no podía ni tan siquiera planteármelo, me generaba mucho vértigo pensar que, de aquí en adelante, todo tenía que ser nuevamente construido sin esa persona que durante tantos años me había acompañado a mi lado.
Sin embargo, una vez que me animé, comprendí que todo era empezar, y aunque al principio era duro, desconcertante y extraño a nivel emocional, pronto comprendí que ese era el único camino válido: construir un nuevo camino, buscar nuevas metas sin mi ex.
Lo primero que hice fue irme de vacaciones sola a Italia. Ya lo comenté hace unos cuantos post atrás. Ese viaje, que aparentemente no tenía ninguna importancia, para mí significaba un paso adelante, pequeño, pero un paso adelante en mi recuperación.
Desde entonces, descubrí que viajar era una de mis pasiones. Me encantaba y yo no lo sabía…
Mi ex no era un gran amante de los viajes, solo mostraba interés en viajar a la ciudad de sus padres cada vez que teníamos vacaciones, y era lógico, dado que solo los podía ver en esas fechas. Por ello, me perdí la oportunidad de ir a muchos sitios que me hubiera gustado.
Cuando mi ex rompe conmigo, se me abre una ventana enorme de posibilidades: ahora podía viajar donde yo quería y cuando yo quisiera. No tenía que pedirle permiso a nadie…
Gracias a que mi ex me dejó, yo he visitado Italia, Francia, Cuba, México, Egipto, Holanda, Suecia, Irlanda… de haber seguido con él, jamás hubiera pisado esos países. Estoy segura.
Además el viajar sola me ha permitido vivir los viajes de una manera muy diferente a como lo hubiera hecho de haber viajado con pareja. Se vive todo de manera mucho más intensa.
Cuando una relación sentimental se rompe, llegas a una situación emocional límite. Con el tiempo, esa tensión del inicio va mermando, y te da la posibilidad de poder analizar la situación desde otra perspectiva. No sólo reflexionas sobre la relación, sino también sobre uno mismo.
Gracias a la ruptura me conocí mejor a mí misma. Empecé a conocer mis debilidades, mis fortalezas, mis capacidades… Comencé a escucharme más, a tenerme más en cuenta en mis decisiones, cubriendo mis necesidades y no tanto las de otra persona.
Cuando te dejan, debes mimarte y cuidarte como nadie, porque la realidad es esa: nadie mejor que tú para cuidarte.
Cuando te dejan ves otras posibilidades que antes no podías ni plantearte. Yo me marché a vivir a otro país durante una temporada, que no solo me permitió conocer otra cultura, sino también tener otras experiencias y vivencias que de haber seguido con mi ex jamás hubiera tenido. Cuando volví a mi país, ya era otra persona.
Estando con mi ex, no había tocado una moto en mi vida. Después que él me dejó monté en moto por primera vez. La experiencia me gustó tanto que decidí sacarme el carnet para no depender que nadie me llevase. El carnet me costó lo suyo, pero conseguí sacármelo. Primero me compré una moto de baja cilindrada, que hace algún tiempo cambié por una moto deportiva de gran cilindrada, y es con la que me manejo en mi día a día. Si estando con mi ex me hubieran contando todo esto, no me lo hubiera creído…
La lejanía de mi ex me ha permitido plantearme unos proyectos vitales diferentes, con otras posibilidades: la maternidad en solitario, vivir en otra ciudad, cambiar de trabajo buscando otras prioridades…
Y por supuesto, plantearme una relación con otra persona.
Estar solo no es malo, ni es una desgracia. En muchas ocasiones es una opción como la de tener pareja. Para mí está siendo una fuente de nuevas experiencias y posibilidades, el problema es elegir una de las opciones…