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domingo, 12 de febrero de 2017

Las comparaciones nunca fueron buenas... (Parte III)

Esto no es una competición.
Sé que a más de uno le habrá pasado, a mí también, el sentirse desdichado al ver que a tu ex le va divinamente mientras uno va a golpes con la vida…
Pero esto no es una competición. El vivir pendiente de la vida del otro nos hace desatender nuestras necesidades y nuestra propia vida. Como siempre, lo mejor es no saber nada de ellos, si les va bien o mal, es asunto suyo.

En función de las posibilidades, de la suerte, de las oportunidades... cada uno va eligiendo su camino en la vida, nuestro ex también lo hace. 
Quizás el camino que habrá tomado es mejor que el nuestro, las cosas le van mejor que a nosotros, pero eso no es asunto nuestro. No convirtamos esto es una competición de a ver quien le va mejor, porque de lo contrario seguiremos enganchados a esa persona.
La vida no es una competición, es el seguir un camino, disfrutarlo, aprender, rectificar, volver atrás, seguir adelante... y cada uno elige el suyo. 
Debemos asumir que esa persona ya está fuera de nuestra vida, y debemos romper lazos cuanto antes. Haga lo que haga no es asunto nuestro.
Nosotros debemos concentrarnos en nosotros mismos, en nuestras aficiones, nuestras amistades, porque nadie más lo hará. 

Parece que el compararnos con la vida de nuestro ex, nos ayuda a reforzar la idea de "soy un desdichado porque mira que bien le va a él/ella".

Si al enteraros que las cosas les va maravillosamente mientras vosotros no levantáis cabeza os produce rabia, tristeza, frustración…, por favor, alejaos de ellos, evitad a toda costa recibir noticias suyas, os hacen daño y no os aportan nada más que dolor.Y esa una buena manera de romper lazos con esa persona y seguir nuestro camino.

En el fondo se esconde la frustración.
Detrás del querer compararse con el otro se esconde la propia frustración de uno mismo con su vida.
Cuando uno es feliz, no tenemos ninguna necesidad de mirar la vida de los demás, disfrutamos de nuestra vida, de nuestro momento, de nuestras vivencias...
Cuando miramos la vida de nuestro ex, realmente crees que te ayuda?, crees que te está aportando algo?, crees de verdad que te ayudará a salir adelante?. Yo creo que no. Nos estamos haciendo daño a nosotros mismos, no nos aporta nada, no nos ayuda a crecer, a conocernos a nosotros mismos, a avanzar en el duelo.
Yo tenía una frase que me ayudó mucho en su día: “Cada minuto que le dedico a él, es un minuto que me robo a mí”. 

No debemos hacer cosas que no nos aportan, que no nos ayudan a superar el duelo de la ruptura. Y seguir pendiente de la vida de nuestro ex es una de ellas.

La mejor manera de evitar la frustración en nuestra vida, es, en primer lugar dejar de estar pendiente de la vida de nuestro ex.
Al principio es difícil, pero debemos prohobirnoslo tajantemente. Incluso si sentimos unas ganas tremendas de fisgonear en sus perfiles sociales, lo mejor es cortar la situación, algo que nos despeje la mente, como dar un paseo, ordenar un armario... lo que se os ocurra. Pero lo importante es controlar nuestra mente y no dejar que tome el control de la situación.

Y también muy importante es empezar a enriquecer nuestra vida con vivencias que nos aporten y nos hagan sentir felices.
Ir al gimnasio, practicar una nueva actividad, hacer senderismo, apuntarse a un curso de idiomas... Lo que sea que nos haga sentir bien, que nos aporte y nos haga desconectar de vigilar la vida de nuestro ex.
Enriqueciendo nuestra vida, evitaremos fisgonear la de los demás, sobre todo la de nuestro ex, y haremos nuestra vida más interesante y rica para nosotros.


sábado, 3 de diciembre de 2016

Las comparaciones nunca fueron buenas... (Parte II)

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Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat… Son algunas de las vías que tenemos actualmente para comunicarnos con los demás. Pero también para enterarnos de sus vidas privadas. O lo que estas personas quieren que sepamos de ellas…

Yo tengo Facebook, pero hace años que he dejado de publicar mi vida, cada movimiento de lo que hago, lo que pienso y lo que dejo de sentir… en cada momento. Únicamente lo utilizo para contactar con algunas personas que están lejos y Facebook es mi única posibilidad de contacto con ellas.
Todas estas redes sociales están haciendo mucho daño, porque se combina la sed de querer saber de los demás con el puro exhibicionismo. Un cóctel mortal.
Partimos de la base que lo que se enseña es lo que los demás quieren que veamos: un viaje, una reunión divertida con amigos, un concierto fascinante, unos hijos y un marido o mujer maravillosos… en definitiva: una vida de éxito.

Realmente todo el mundo vive así?, yo creo que no.
Nadie en las redes sociales va a publicar que le han despedido, que su pareja le es infiel, que su hijo es un demonio, o que su trabajo es un asco. Nadie.
Todos tenemos nuestras miserias, algunos más, otros menos…
Mientras los más activos en la redes sociales muestran una vida llena de felicidades y éxito, están los que, ávidos de cotillear la vida ajena, se dedican a comparar su vida con la de los demás, y esto suele suceder con quienes no están demasiado contentos con sus vidas, o creen que son infelices, o simplemente no están pasando por el mejor momento. Y evidentemente el “cotilla” suele perder.
El ver que nuestra vida no es ni remotamente parecida a la de los demás nos hace sentir desgraciados.
Asique de lo que se publique en las redes sociales, creeros la mitad, y quizás estoy siendo demasiado benévola…

Incluso si la información nos llega de terceros, de personas comunes… hay que tener claro que esa información llega ya muy filtrada.

Esto es totalmente aplicable a nuestro ex. Sobre todo si ha roto con nosotros recientemente, no va a publicar que no está pasando por un buen momento anímico porque ha roto con su pareja más que nada porque eso significa un fracaso a nivel personal, se dedicará a colgar fotos o hacer comentarios de sus nuevos amigos, de ese viaje maravilloso… Y eso nos hace sentir que el habernos quitado del medio es lo mejor que le ha podido pasar en su vida.
Una vez más os digo: no todo lo que reluce es oro.

Nos llevan ventaja.
Ellos decidieron romper con nosotros, el momento, las maneras, los motivos que dieron… Y cuando tomaron la decisión ya estaba bien meditada.
A nosotros, en cambio, nos ha tocado escavar desde abajo para ir saliendo del pozo poco a poco, de esa situación de penumbra y oscuridad…
No hay que olvidar nunca que la decisión la han tomado ellos, y nosotros hemos tenido que adaptarnos a una decisión tomada por otro, no consensuada. Y la perspectiva, evidentemente, no tiene nada que ver…
Incluso, puede que hubiese una tercera persona en el medio, que ha hecho que su duelo sea más llevadero que el nuestro, que estamos solos…
En este sentido nuestro estado anímico juega un papel fundamental. Estamos en un momento de recuperación, de reconstrucción, pero no estamos acabados: la vida continúa sin nuestro ex.
Es difícil tener que aceptar esa realidad, pero yo os pregunto: tenemos otra alternativa?, nos han dejado elegir otro camino que no sea asumir que la relación se rompió?.

Las circunstancias, las posibilidades y las capacidades de cada uno...
Juegan un papel importantísimo. Mi ex se marchó a otra ciudad, y las ayudas que él recibió por parte de su familia ya las hubiera querido yo para mí…
No es lo mismo luchar solo que acompañado, y no es lo mismo tener facilidades que no tenerlas. Se juega en ligas distintas. No es justo ni injusto, es así. Y esto no solo es aplicable a la vida en general, sino también a nuestros ex.
Cada uno de nosotros partimos de circunstancias en la vida muy diferentes, y lo digo a nivel social, económico, de educación… lo que afectará evidentemente a lo que podamos alcanzar.
Sin embargo, los que hemos llegado hasta aquí sin ayuda y en situaciones un poco adversas, deberíamos estar orgullosos de nosotros mismos por haber luchado y haber conseguido lo que hemos conseguido!. Aun cuando anímicamente estábamos muy afectados, no bajamos los brazos, y aunque hemos tropezado muchas veces, continuamos nuestro camino. Lo que hoy tenemos (nuevos amigos, nuevas aficiones, el habernos conocido más a nosotros mismos, el valorarnos un poco más, el haber superado una situación difícil… ) es gracias a nuestro esfuerzo.

No solo las oportunidades que se nos presenten a lo largo de la vida jugarán un papel importante, también la capacidad que tenga cada uno de saber elegir correctamente las oportunidades que le interesan y las que no, y de las que elija obtener los mejores beneficios.

Si a nuestros ex, como a cualquier otra persona, han llegado donde han llegado, varios factores han jugado a su favor o en su contra, al igual que a nosotros mismos.
En realidad, cada uno se encuentra donde quiere estar o donde ha podido estar en función de sus oportunidades y capacidades individuales. Y también, por qué no decirlo, de la suerte.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Las comparaciones nunca fueron buenas... (Parte I)

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En muchas ocasiones no podemos evitar el recibir noticias de nuestros ex. Incluso cuando no queramos saber nada de ellos, nos llegan… Gracias a Dios, a mí me llegan pocas novedades de su vida, por no decir ninguna, ya que no tenemos amigos en común, ni vivimos cerca, ni lo tengo en ninguna red social…

Y por qué digo “gracias a Dios”?. Lo digo con todo conocimiento de causa, porque cada vez que he recibido una información, sea la que sea, me ha llenado de tristeza y paso unos cuantos días bastante “tocada”.

No puedo evitar el comparar su vida con la mía, aun cuando han seguido caminos separados y diferentes.

Mientras él ha rehecho su vida sin mayores dificultades, yo aún no he sido capaz de volver a rehacer mi vida sentimental, aun cuando han pasado varios años desde la ruptura.

Hace tiempo que sé que a nivel profesional está bien situado, yo en este tiempo me he quedado varias veces sin trabajo, y si bien en donde estoy ahora me siento bien y contenta, el sueldo no es para tirar cohetes… Apenas me da para llegar a final de mes.

También he sabido que además de compartir su vida con otra persona, ha podido acceder a una vivienda en propiedad de semi-lujo en una ciudad que para mí es absolutamente inaccesible.
Tiene una vida acomodada pues, según parece.
Mientras que mi situación es radicalmente opuesta: vivo de alquiler, en un barrio obrero en una vivienda humilde.

Por otro lado, parece que ha hecho nuevas amistades, con la que comparte aficiones. Yo en este tiempo he perdido a mis amigos y, con mucho esfuerzo, estoy intentando hacer amigos nuevamente, pero no me está siendo una tarea nada fácil…

Si, nuestros caminos se han separado a años luz y han tomado rumbos muy diferentes.

Por qué me comparo entonces?, por qué cuando me llegan noticias suyas siento que él se ha convertido en una persona de éxito mientras que a mí me persigue el sambenito del papel de la dejada, de la fracasada?, por qué siento que a él las cosas le han ido mejor que a mí por no seguir a su lado?...

Estoy segura, que para todos aquellos que han recibido noticias les ha sucedido lo mismo que a mí, y he de decir antes que nada, que no tengo noticias suyas desde hace mucho tiempo.
Pero creo que es un sentimiento bastante extendido entre quienes han sufrido una ruptura.

En este sentido se mezclan vivencias personales de cada uno, ilusiones, mucha fantasía, decepciones, una baja autoestima, oportunidades y capacidades a partes iguales. Y me gustaría hablar de ello en los próximos posts, compartiendo con vosotros algo que parece ser más habitual de lo que se cree…