Italia
debe ser unos los países más bonitos para recorrer, en cada rincón se respira
historia, arte, cultura… Y yo llevaba demasiado tiempo queriéndolo conocer.
Pero como todo en la vida, uno planea y las situaciones y las circunstancias
deciden, y a uno no le queda más remedio que adaptarse. Eso me pasó a mí…
Siempre que imaginaba el viaje a Italia, mi ex estaba a mi lado disfrutando
de aquel país que tanto ofrecía, los dos juntos recorríamos sus calles,
visitábamos sus museos y monumentos y charlábamos con la gente de forma
animada, intentando empaparnos lo máximo posible de su cultura y costumbres.
Nada de eso sucedió.
Pisé suelo
italiano apenas 2 meses después de la ruptura, con la única compañía de una
maleta sin saber muy bien que hacía allí. En principio mi objetivo era
pasármelo bien, disfrutar de aquel país de la misma manera que me lo había
imaginado cientos y cientos de veces en mi mente, pero la circunstancias
habían cambiado drásticamente, y yo me encontraba en pleno proceso de duelo,
intentado digerir una ruptura que me había venido grande, que no era capaz de
asumir ni de entender, y con el firme convencimiento que la situación era
totalmente reversible.
No, no lo
tenía ni mucho menos asumido, de hecho, aún me encontraba en estado de shock
total. Y con este panorama, mi padre me llevó al aeropuerto, no sin sus dudas
de que quizás, ese viaje no fuese una buena idea para una chica sola, por
supuesto, nunca me dijo nada ni se opuso, pero yo podía intuir sus
pensamientos a través de su mirada y de su nerviosismo.
Yo, por mi
parte, hasta ese momento me sentía segura de mi decisión. Unas cuantas
semanas atrás había tomado la firme decisión de no quedarme en casa en mis
vacaciones, sinceramente, no podía haber algo más deprimente que pasarme las
2 semanas de vacaciones tirada en la cama, llorando desconsolada y esperando
una llamada...
Con
Internet como máximo aliado, organicé mi viaje en función de las ciudades que
quería conocer: Roma, Napoles, Florencia y Venecia. El enlace entre las
ciudades lo haría en un coche alquilado, asique partiendo de esta
información, busqué hoteles y todo lo que se podía ver en cada una de estas ciudades.
Me hice un planning de lo que iba a ver cada día, y con esa lista me presenté
aquella mañana de Agosto en el aeropuerto dispuesta a coger un avión que
convertiría mi listado en una realidad palpable.
No fue
hasta que cogí el metro de Roma, cuando me di cuenta que estaba totalmente
sola. Subí al tren con 4 españoles, que si bien no intercambiamos palabra
alguna, el escucharles me hacía sentir que íbamos juntos a alguna parte.
Bajamos en la misma parada, pero ellos se desviaron unas calles más adelante,
y a mí aún me tocaba un largo recorrido por hacer con una pesada maleta y una
calle cuesta arriba. Fue precisamente en ese instante, cuando los 2 grupos
nos separamos, cuando me di cuenta que si, que estaba sola, yo, mi maleta y
mi dolorosa ruptura sin asumir… Me tocaba seguir mi camino.
No creo
que sea capaz de encontrar las palabras exactas que puedan describir lo
desolador que estaba siendo la situación para mí. De golpe apareció un nudo
en el estómago, una sensación de pesadez, de vacío absoluto, de tristeza, de
agobio, de desesperación, y sobre todo, de soledad… Yo miraba aquella cuesta
arriba y veía imposible el poderla subir, tuve que parar varias veces para
tomar aire y poder continuar. Hacía un calor tan insoportable que el aire era
imposible de respirar, se me secaba la boca y me faltaba el aire, tenía una
sed espantosa. Cada esfuerzo para subir la cuesta se me hacía cada vez más
duro e imposible, pero no tenía alternativa.
Por fin
llegué al hotel, apenas lo vi al final de la calle sentí un enorme alivio.
Una vez que pasé el check-in y me llevaron a la habitación, cerré la puerta y
empecé a revisar el cuarto. No era especialmente grande, pero estaba bien. Me
senté en aquella cama de matrimonio intentando descansar del viaje, y de
repente una enorme angustia me invadió. No sé si fue el verme sola, el
cansancio del viaje o que simplemente no llevaba un buen día, pero lo cierto
es que tuve que levantarme con urgencia y encerrarme en el cuarto de baño.
Allí rompí a llorar desconsoladamente, las lágrimas, la ansiedad, la tristeza
y la desesperación no me dejaban respirar, mientras me preguntaba qué hacía
allí, dónde estaba mi pareja y si él algún día iba a volver.
Creo que
fue justo en ese momento cuando salí del estado de shock en el que llevaba
viviendo los últimos 2 meses, me di cuenta que estaba sola, y lo estaba
porque mi pareja me había dejado, y que seguramente se había marchado para no
volver jamás.
Cuando
conseguí tranquilizarme, salí del cuarto de baño con los ojos rojos e
hinchados, y rebusqué entre mi bolso hasta que encontré una bolsa de plástico
que contenía un bocadillo que mi padre me había preparado aquella mañana.
Entre lágrimas me lo comí, pensando en el viaje en coche de mi padre aquella
mañana, lo recordé y lo eché de menos, a pesar que nunca tuvimos una buena
relación, pero aquel bocadillo me recordó que había alguien, si había alguien
a unos cuantos kilómetros de distancia que me quería, que había tenido el
cariñoso gesto de prepararme un bocadillo para que tuviera algo que comer durante
el viaje. Creo que fue el gesto más humano que había tenido aquel triste día.
Mientras
me comía el bocadillo y las lágrimas recorrían mis mejillas, comencé a
escribir como me sentía en aquel momento. Los ojos humedecidos apenas me
dejaban ver lo que estaba escribiendo, y continuamente tenía que limpiarme
las lágrimas.
Me di
cuenta que no podía estar así. Que tenía que disfrutar de aquel maravilloso
viaje, que Italia me esperaba y Roma, estaba bajo mis pies deseando a que la
recorriera.
Eran las 4
de la tarde, asique cogí mi cámara, mi mochila, y teniendo los ojos aún
humedecidos acudí a la llamada de Roma. Al salir del hotel tomé aire, y me
relajé, cogí el metro y me planté en el centro de la ciudad. Ya tenía otra
actitud, otra mirada, estaba ilusionada por algo.
Nada más
salí de la boca del metro El Coliseo me estaba esperando. Se me cortó la
respiración de la emoción. Y entonces, justo en ese momento, por fin, sonreí.
|
Estás pasando por una ruptura sentimental?, no sabes qué hacer?, no entiendes cómo te sientes?... En este blog, comentaré mis propias experiencias vividas por mí, ya que me han dejado recientemente. Espero, puedas sentirte comprendido y aliviado en este largo y duro caminar...
sábado, 23 de septiembre de 2017
Italia. Parte I
domingo, 3 de septiembre de 2017
El viaje
Hace unos cuantos posts atrás, hablé de un viaje que hice habiendo sido ya dejada por mi ex. Era un viaje que había planeado primero con él, un viaje cuyo destino era Italia.
Unos meses antes habíamos hablado de hacer ese viaje, aunque como ya él estaba pensando en dejarme, no mostró en principio demasiada ilusión. Yo noté esa falta de interés por su parte, pero como estaba siendo la tónica últimamente y teniendo en cuenta que él estaba teniendo problemas en su trabajo, no le dí
demasiada importancia en un principio.
La cosa es que él rompió la relación, y a los 2 meses yo tenía que empezar las vacaciones. No estaba en mi mejor momento, pero quedarme en mi casa sin salir, creí que podía ser muchísismo peor, además, por aquel entonces, yo albergaba la falsa esperanza que él iba a volver... Asique aún me encontraba en estado de shock total, sin creerme lo que me estaba pasando.
Decidí hacer aquel viaje en solitario, 15 días en Italia moviéndome por mi cuenta, recorriendo de sur a norte todo el país, con la única compañía de mi maleta y un coche alquilado durante unos días, el resto me movería por mi cuenta usando tren y autobús...
Ahora que ha pasado el tiempo, reconozco que, teniendo en cuenta la situación emocional que yo estaba viviendo en esos momentos, hacer ese viaje no fue la mejor de las decisiones. Yo aún lo seguía esperando, aún lo seguía queriendo y echándolo de menos.
Me gustaría hablar más al detalle de lo que me ocurrió en aquel viaje, sola, en un país extranjero, porque si bien no era el mejor momento para hacerlo, si es cierto que me abrió la posibilidad de poder viajar sola, de conocer nuevos países y de descubrir una nueva afición: los viajes.
Una afición que hasta la fecha no he abandonado, y gracias a él he conocido muchos países y nuevas culturas.
Viajar en solitario puede ser duro si no estás preparado para ello, pero también puede ser una experiencia inolvidable. Es cierto que yo no tenía con quien viajar, y me vi obligada a ello, no tenía otra opción: o viajaba sola o me quedaba en casa. Yo tenía una pareja o a unos amigos que me esperasen a mi regreso. Pero reconozco que aprendí mucho. Y quería compartirlo con vosotros, mis recuerdos, mis vivencias... Estoy segura que os ayudarán mucho si os estais plantenado hacer un viaje solos por primera vez.
Unos meses antes habíamos hablado de hacer ese viaje, aunque como ya él estaba pensando en dejarme, no mostró en principio demasiada ilusión. Yo noté esa falta de interés por su parte, pero como estaba siendo la tónica últimamente y teniendo en cuenta que él estaba teniendo problemas en su trabajo, no le dí
demasiada importancia en un principio.
La cosa es que él rompió la relación, y a los 2 meses yo tenía que empezar las vacaciones. No estaba en mi mejor momento, pero quedarme en mi casa sin salir, creí que podía ser muchísismo peor, además, por aquel entonces, yo albergaba la falsa esperanza que él iba a volver... Asique aún me encontraba en estado de shock total, sin creerme lo que me estaba pasando.
Decidí hacer aquel viaje en solitario, 15 días en Italia moviéndome por mi cuenta, recorriendo de sur a norte todo el país, con la única compañía de mi maleta y un coche alquilado durante unos días, el resto me movería por mi cuenta usando tren y autobús...
Ahora que ha pasado el tiempo, reconozco que, teniendo en cuenta la situación emocional que yo estaba viviendo en esos momentos, hacer ese viaje no fue la mejor de las decisiones. Yo aún lo seguía esperando, aún lo seguía queriendo y echándolo de menos.
Me gustaría hablar más al detalle de lo que me ocurrió en aquel viaje, sola, en un país extranjero, porque si bien no era el mejor momento para hacerlo, si es cierto que me abrió la posibilidad de poder viajar sola, de conocer nuevos países y de descubrir una nueva afición: los viajes.
Una afición que hasta la fecha no he abandonado, y gracias a él he conocido muchos países y nuevas culturas.
Viajar en solitario puede ser duro si no estás preparado para ello, pero también puede ser una experiencia inolvidable. Es cierto que yo no tenía con quien viajar, y me vi obligada a ello, no tenía otra opción: o viajaba sola o me quedaba en casa. Yo tenía una pareja o a unos amigos que me esperasen a mi regreso. Pero reconozco que aprendí mucho. Y quería compartirlo con vosotros, mis recuerdos, mis vivencias... Estoy segura que os ayudarán mucho si os estais plantenado hacer un viaje solos por primera vez.
sábado, 22 de julio de 2017
Mis errores... (Parte II)
Hace poco tiempo os comenté que había roto una corta relación con un chico con el que había estado saliendo unos 2 meses aproximadamente.
Ahora que veo la situación con más perspectiva, veo que no me he equivocado en mi decisión: esa relación no iba a funcionanr nunca. Yo no me estaba enamorando de esta persona, era un buen chico, pero no me atraía en absoluto.
El problema es que esta persona no termina de aceptar la situación. Cuando decidí romper con él, fui lo más clara que pude en mis motivos, no quise engañarle porque me negaba a que pasase por lo mismo que yo con mi ex. Los engaños, las medias verdades al final se descubren y hacen mucho daño.
Pues bien, al principio, no se lo tomó nada bien, como era de esperar, pero ha pasado el tiempo y el tema no mejora...
Al principio se mostró desesperado (quién no recuerda ese sentimiento?) al ver que me perdía, pero cuando comprobó que mi decisión no tenía marcha atrás comenzó a mostrarse violento.
Comenzaron los insultos y las descalificaciones. Me ha llamado "falsa", "actriz", "mentirosa"... Por supuesto, yo no he entrado en su juego, y no lo he hecho porque entiendo su situación.
Yo nunca insulté a mi ex. NUNCA. Pero entiendo por el proceso que está pasando esta persona. Y estoy segura que dentro no mucho tiempo se arrepentirá de todo esto.
No es él quien habla, si no su dolor y su incredulidad ante la ruptura. Aunque debemos tener claro que hay que evitar estas situaciones a toda costa. Aunque nos hayan dejado y nos duela el alma, no se debe faltar el respeto a nadie, y menos con quien hemos compartido tantas sensaciones y vivencias, no podemos cruzar esa línea roja bajo ninguna circunstancia, dirá poco de nosotros y nos dejará en mal lugar. Aunque nos cueste, no podemos entrar en este campo.
Si queremos recuperar a nuestro ex, insultándole y faltándole el respeto es la peor de las maneras.
Es mi ruptura vivida la que me ayuda a comprenderle, y a no juzgarle.
Ha pasado ya un tiempo desde que he roto con él, y si bien ha estado una temporada tranquilo, ha vuelto a las andadas mandándome mensajes al móvil.
También he recibido algunos emails suyos como si los mandase por accidente, poniendo en copia a más gente y haciendo de cuenta que me lo ha mandado sin querer...
Yo pasé por eso, seguramente tú también, y este chico no es la excepción.
El duelo es un proceso en el que vamos asumiendo la situación, no exenta de dolor y sufrimiento, pero si llena de aprendizaje para un futuro.
Debemos amoldarnos a la nueva vida que tenemos, y eso requiere un tiempo de adaptación y asimilación.
Ahora que veo la situación con más perspectiva, veo que no me he equivocado en mi decisión: esa relación no iba a funcionanr nunca. Yo no me estaba enamorando de esta persona, era un buen chico, pero no me atraía en absoluto.
El problema es que esta persona no termina de aceptar la situación. Cuando decidí romper con él, fui lo más clara que pude en mis motivos, no quise engañarle porque me negaba a que pasase por lo mismo que yo con mi ex. Los engaños, las medias verdades al final se descubren y hacen mucho daño.
Pues bien, al principio, no se lo tomó nada bien, como era de esperar, pero ha pasado el tiempo y el tema no mejora...
Al principio se mostró desesperado (quién no recuerda ese sentimiento?) al ver que me perdía, pero cuando comprobó que mi decisión no tenía marcha atrás comenzó a mostrarse violento.
Comenzaron los insultos y las descalificaciones. Me ha llamado "falsa", "actriz", "mentirosa"... Por supuesto, yo no he entrado en su juego, y no lo he hecho porque entiendo su situación.
Yo nunca insulté a mi ex. NUNCA. Pero entiendo por el proceso que está pasando esta persona. Y estoy segura que dentro no mucho tiempo se arrepentirá de todo esto.
No es él quien habla, si no su dolor y su incredulidad ante la ruptura. Aunque debemos tener claro que hay que evitar estas situaciones a toda costa. Aunque nos hayan dejado y nos duela el alma, no se debe faltar el respeto a nadie, y menos con quien hemos compartido tantas sensaciones y vivencias, no podemos cruzar esa línea roja bajo ninguna circunstancia, dirá poco de nosotros y nos dejará en mal lugar. Aunque nos cueste, no podemos entrar en este campo.
Si queremos recuperar a nuestro ex, insultándole y faltándole el respeto es la peor de las maneras.
Es mi ruptura vivida la que me ayuda a comprenderle, y a no juzgarle.
Ha pasado ya un tiempo desde que he roto con él, y si bien ha estado una temporada tranquilo, ha vuelto a las andadas mandándome mensajes al móvil.
También he recibido algunos emails suyos como si los mandase por accidente, poniendo en copia a más gente y haciendo de cuenta que me lo ha mandado sin querer...
Yo pasé por eso, seguramente tú también, y este chico no es la excepción.
El duelo es un proceso en el que vamos asumiendo la situación, no exenta de dolor y sufrimiento, pero si llena de aprendizaje para un futuro.
Debemos amoldarnos a la nueva vida que tenemos, y eso requiere un tiempo de adaptación y asimilación.
miércoles, 31 de mayo de 2017
Mis errores... (Parte I)
Un corazón roto en un momento de debilidad puede hacernos cometer grandes errores de los que después nos arrepentiremos.
Quién
no ha escrito una carta de amor a su ex declarando sus sentimientos?,
quién no ha intentado cruzarse (forzando la situación) con la persona
que le ha dejado para actuar como si la situación fuese accidental?,
quién no ha pronunciado las frases “te quiero”, cuando la otra persona
ya había roto la relación?.
No
eres el único, ni serás el último. Yo lo hice. Y seguro que más de uno
de los que entran aquí también lo ha hecho. Ante todo, he de decirte que
es absolutamente normal.
Ante
una ruptura sentimental es difícil mantener la cordura. No quieres que
la relación se rompa, e intentas por todos los medios, aunque sea con un
mínimo resquicio de esperanza, recuperar a la otra persona a cualquier
precio, y esto te empuja a hacer cosas que, con total seguridad, después
te arrepentirás.
Nuestro miedo a
perder a la persona a la que amamos, el tener que asumir que a partir
de entonces debemos seguir caminos distintos en la vida, no es fácil. La
resignación es lo último que queremos, y luchamos para no conformarnos.
Es precisamente en esta lucha de no conformarnos cuando aparecen esta
“situaciones” en las que, pasado un tiempo, no queremos ni recordar.Os contaré algunos de los errores que cometí una vez mis ex me dejó para que os sirva de ejemplo.
Yo, a las pocas semanas que mi ex rompió conmigo, escribí un listado de las cosas que me gustaban de él, y también detallé aquellas cosas que no habían funcionado en nuestra relación desde mi punto de vista.
En lugar de guardarme esa hoja para mí, cometí el error de llamarle por teléfono y leersela.
Mi ex, alucinando, me escuchaba callado sin decir nada, mientras yo, con la voz temblorosa y llorosa, le leía "mi listado de la compra".
Mi ex no dijo prácticamente nada. Tampoco tenía mucho que decir.
La situación era totalmente ridícula, porque si bien mi ex me dejó sin decirme jamás que había dejado de quererme, era evidente que había roto conmigo por eso, pero yo no quería verlo en aquel momento.Y yo, en aquel monólogo telefónico, estaba intentando por todos los medios recuperar algo que ya estaba muerto... Obvio que necesité tiempo para darme cuenta de ello, pero el ridículo ya lo había hecho.
Qué estúpida me siento hoy viéndome a mí misma contenta por haber llamado a mi ex y haber hablado un rato después que él me había dejado!. Se puede ser más tonta??. Por suerte, él eso, no lo sabe...
Lo mejor vino pasados unos meses. Por aquel entonces yo escribía un diario, un diario que solo leía yo y en el que contaba mis más sinceros sentimientos hacia él: como había vivido la relación, como llevaba la ruptura... en fin, los sentimientos más íntimos que no se los cuentas a nadie.
No contenta con mi hazaña del teléfono, volví a repetir la acción, enviándole por email aquel diario. Es lo peor que pude haber hecho...
A los pocos días lo llamé, para preguntarle si lo había leído, y él, visiblemente molesto, me dijo que si, aunque no quiso entrar demasiado en el tema. Me dió largas y era evidente que no quería hablar conmigo. Enviarle aquel diario fue un grandísimo error!.
En otra ocasión, concretamente el último día que lo vi, y haciendo una semana que me había dejado, entre llantos le hice la pregunta más tonta que le he podido hacer: "qué voy hacer yo ahora sin ti?". La respuesta era obvia: seguir mi camino. Pero yo en aquel momento necesitaba soltar aquellas palabras, y creo que lo hice sin pensar.
Lamentable recibí como respuesta por su parte, y de muy malas maneras: "Y a mí qué me cuentas??, ese es tu problema!!".
Como veis, yo también hice el ridículo en muchas ocasiones. Pero sabéis qué?, no me arrepiento. No me arrepiento porque en aquel momento era lo que yo sentía, y porque no puedo perder la perspectiva que aquellos tiempos fueron muy difíciles para mi.
No debemos culpabilizarnos por cosas ridiculas que hayamos hecho: nosotros queríamos mucho a una persona, y lo que hicimos fue fruto de ese amor que sentíamos por ellos. Y en eso, no hay nada de malo. Es comprensible, es lícito y es humano.
martes, 30 de mayo de 2017
Cuando las cosas no funcionan...
Así he querido llamar este post, “cuando las cosas
no funcionan”, porque por primera vez, después de la ruptura, me he
visto en el papel del dejador.
Os
comenté hace algún tiempo, que había comenzado una relación con un
chico, al cual había conocido en una fiesta de solteros. Yo,
sinceramente, en un principio no tenía grandes expectativas con él,
preferí mantenerme siempre cauta, dejándome llevar y viendo que pasaba.
Yo prefería que todo fuera más despacio, llevo mucho tiempo sola y
meterme en una relación me da mucho vértigo.
Él,
por el contrario, cada día se ilusionaba más conmigo. A mí me parecía
que él corría demasiado, planeado proyectos de futuro que yo soy incapaz
en este momento de poder ofrecer a nadie, después de todo, solo hacía 2
meses que nos conocíamos y yo aún no me siento 100% preparada para
entregar mi corazón a nadie.
Sabiendo
por lo que he pasado, pues conoce mi situación emocional, planea
proyectos sin tener en cuenta que necesito mi ritmo, mi espacio. Pese a
que le advertí de esta situación, él estaba más pendiente de sus
proyectos que de mis necesidades reales. En definitiva, íbamos a 2
velocidades diferentes. Él necesitaba una pareja a su lado, y yo tiempo y
espacio para poder amoldar una nueva persona a mi vida.
Tampoco
tuvo tacto ni mano izquierda en determinadas situaciones bastante
delicadas, lo que hizo que la situación fuera bastante insostenible.
Pero
no todo fue culpa suya. Con el transcurso del tiempo, me voy dando
cuenta que la magia, que la explosión de sentimientos que yo había
sentido cuando empecé mi relación con mi ex, en este caso no se estaba
produciendo ni de lejos. Por supuesto que yo no buscaba a mi ex en este
chico, pero el tiempo pasaba y aquello no avanzaba.
Al
principio, dejé margen, esperando que el tiempo y el roce hicieran
aparecer algo, un sentimiento, una ilusión, un hilo con el que poco a
poco se podría construir algo.
Pero
su forma de ser, de comportarse, su falta de masculinidad… o lo que
sea, no me atraían… Y eso no era culpa suya. No era mala persona ni
mucho menos, él era así, pero a mí no me gustaba.
Y
mientras todo esto ocurría, él se marcha de vacaciones unos días, y es
ahí cuando se produce mi toma de decisión: me doy cuenta que lo que
siento en ese tiempo, es alivio. No lo extrañé, y yo no estaba contando
los días que quedaban para su regreso. Definitivamente estaba perdiendo
el tiempo y se lo estaba haciendo perder a él. Tenía que dejarlo.
Pero
claro, me invadió un sentimiento horrible de culpabilidad, me sentí una
mala persona. Y no tardaron en aparecer en mi mente los recuerdos de mi
ruptura, de mi sentimiento de soledad, de dolor, de incredulidad… Me
puse en su piel. Y aunque era conocedora que esa relación ya no podía
continuar, viví la situación con mucha angustia. Tenía que tomar la
decisión, pero no sabía muy bien cómo hacerlo.
Cómo se deja a alguien sin hacerle daño?. Imposible. Es inevitable no hacer daño, pero existen maneras elegantes de hacerlo.
Yo
tuve claro que no iba a hacer lo que hizo mi ex conmigo: tratarme mal y
darme vagas explicaciones. Yo quería ser clara y sincera con este
chico, y quería que él entendiera de verdad porque yo lo dejaba. Yo no
iba a poder evitar su dolor, pero si podía hacer que su ruptura no fuese
tan inexplicable como lo fue la mía.
El
problema era que, conociéndolo, quedar en persona iba a ser un poco
peligroso. Yo sabía que bien no se lo iba a tomar (como era normal), y
un lugar público era un riesgo elevado de montar un escándalo por su
parte. Tomé la decisión mas cobarde que se pueda tomar, y hoy, me
arrepiento enormemente: Le escribí una carta.
Escribir
me iba a dar la oportunidad de poder expresarle lo que “no-sentía” por
él, y explicarle sin tapujos y muy claramente el motivo por el cual lo
dejaba. Pero a la vez, me evitaba el tener que quedar en persona, arriesgándome a una escenita por su parte y el tener que afrontar el terrible trago de romper con él cara a cara. Si, lo sé, soy una cobarde.
Creo que ha sido la carta
más sincera que he escrito en mi vida. Allí le expongo, de manera
delicada, pero sin ocultar nada, el motivo de la ruptura. Me alejé de
las frases que me dijo mi ex en su día: “te mereces estar con alguien
mejor que yo”, y cosas por el estilo que lo único que hacen es hacerte
sentir peor.
Mientras le envié la
carta por email, me sentí la persona más horrible del mundo: no solo lo
dejaba, sino que además lo hacía por carta…
Hacía muchísimo tiempo que no lloraba tanto. Parecía que me habían dejado a mí.
Era
evidente que me estaba poniendo en la piel de este chico, y que estaba
sufriendo la ruptura como si me hubieran dejado a mí, y no al revés.
Yo
estuve casi 2 meses con esta persona, y dejarlo fue difícil, imaginaos
lo que es dejar a una persona con la que llevas más tiempo, ilusiones,
proyectos de futuro, tantos y tantos momentos vividos y compartidos.
Por
primera vez me puse en la piel de mi ex, y entendí algunas decisiones
que tomó y que en su día tanto critiqué. Por ejemplo cuando mi ex me
dejó por teléfono. Después de 6 y medio de relación me llama y rompe la
relación en un abrir y cerrar de ojos. No, no fue fácil para él. Yo creo
que él tomó la decisión menos dura para los dos, pero sobre todo para
él. El tener que decirle a alguien cara a cara que no lo quieres y que
deseas romper la relación es sumamente complicado. Yo no pude.
El
que deja sabe que la otra persona lo quiere, que quiere luchar por esa
relación, que quiere continuar, pero aún así, hay algo que no le encaja y
se forzado a romper. Ya lo he hablado muchas veces en este blog, los
motivos por los cuales nos dejan.
Es
evidente que muchas veces no lo pueden evitar: han dejado de sentir
algo por nosotros, y eso hay que respetarlo. Lo que es de obligado
cumplimiento son las maneras, de las que he hablado en varias ocasiones
en este blog. Mi ex no se portó bien conmigo: hubo una situación de
deslealtad por su parte (estaba tonteando con otra chica a mis espaldas y
llegó a quedar con ella), me trató muy mal después que me dejó y me
dijo cosas que, aunque ha pasado mucho tiempo, cada vez que las recuerdo
me duelen profundamente. Eso sin mencionar que en los motivos de la
ruptura no fue claro y mintió, como tiempo después descubrí.
La
reacción de este chico al recibir la carta no se hizo esperar. A las
pocas horas comenzó a enviarme WhatsApp sin parar preguntándome si
estaba segura de mi decisión. Yo, habiendo vivido las malas maneras de
mi ex, le respondí cuidando mucho el lenguaje y alejándome de toda
crueldad. Volví a explicarle los motivos nuevamente, de la misma manera
que yo había hecho en la carta.
Contra todo pronóstico, la reacción de él fue la de insultarme. Me llamó mentirosa, falsa y actriz.
Y esto me ha dado pie a mi siguiente post sobre los errores que cometemos los dejados. Los errores que, en un momento de debilidad emocional, todos hemos hecho alguna vez. Yo los hice, y seguramente tú tambié, y no por ello somos personas horribles, somos simplemente humanas.
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