En los inicios de la ruptura, la fase del impacto no nos dejará pensar con serenidad.
Caeremos irremediablemente en la desesperación, la ansiedad y la angustia.
No comeremos, no dormiremos, apenas podremos trabajar, y la cabeza nos volverá loc@s con un único pensamiento: nuestr@ ex.
Nuestra desesperación nos empujará a llamar a nuestra ex pareja de manera constante, le pediremos explicaciones, una segunda oportunidad...
Las horas del día se harán interminables para nosotros.
Pasado un tiempo, nuestro cuerpo comenzará a manifestar los primeros signos de cansacio: cara pálida, ojeras, pérdida de peso, incluso, falta de aseo.
En una palabra: perderemos el control.
Todo lo que acabo de describir lo viví hace años en otra separación, y en esta en menor medida.
Yo era plenamente consciente que estaba perdiendo el control de la situación, pero no podía hacer nada para remediarlo.
Por suerte, estas sensaciones no duran mucho. Aunque si agotan. Tampoco conozco ningún método para poder evitarlas. Creo que en este sentido no tenemos otra opción que pasar por ello.
Os diría que hay que intentar relajarse, pero en determinados momentos esto será complicado.
Qué hago yo?: nada de tomar tranquilizantes. Cuando la cosa se pone complicada tomo hierbas naturales que me ayudan a pasar el mal momento.
Por ejemplo, la valeriana es una buena solución para ayudarnos a dormir. Si bien no será la panacea, si ayuda.
En cuanto a la comida, sé que cuesta que entre, pero hay que hacer un esfuerzo por comer algo, sobre todo comida saludable: nada de platos precocinados, pizzas o hamburguesas. Si encima que comemos poco, comemos mal, nos exponemos a un empeoramiento de nuestra salud. Y esto, no nos hará ningún bien.
Si no tenemos hambre, es mejor comer poco y sano: la fruta será un gran aliado.
La anterior ruptura fue mucho peor que esta.
Ahora tengo algunos pequeños momentos de angustia y agobio, porque llevo tiempo sin saber nada de él, y aunque sé que es lo mejor para mí, me cuesta asumirlo.
En una palabra: lo echo de menos. Siento su ausencia, su lejanía, y la falta de contacto aumenta esta sensación.
Pero tengo que pasar por esto para poder superarlo y estar mucho mejor.
Hoy me he dado cuenta que llevo 2 días sin ducharme, salgo a la calle sin una gota de maquillaje (algo impensable en mí), llevo la misma ropa todo el tiempo, estoy comiendo comida basura y ya noto que estoy ganando peso.
Además, ayer estuve con fiebre. Esto, es una señal inequívoca de que las cosas no van bien.
Llevo una semana, y esto no puede seguir así. Siento que estoy cayendo sin freno por las escaleras, a una zona oscura.
Si no consigo parar esto me costará mucho más remontarlo. Tengo que frenarlo.
Por lo pronto, comenzaré por mi aseo personal. Quizás, si consigo verme un poco más limpia y arreglada, consiga sentirme un poco mejor.
En cuanto a la comida, hoy he modificado el desayuno y he comido un poco más sano.
A la larga, salir del atolladero, dependerá en gran medida de nuestra actitud y nuestra fuerza de voluntad. Si nos dejamos caer corremos el riesgo de empeorar nuestra situación, y el levantarnos nos costará un mayor esfuerzo por nuestra parte.
Asique, a seguir luchando, porque no nos queda otra!.
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